Ezra Shabot / La nueva Europa

AutorEzra Shabot

Esta división, además de presentarse como un riesgo militar para el mundo, suponía la competencia entre dos modelos de sociedad que eran mutuamente excluyentes.

El socialismo real, construido desde Moscú y aplicado a las zonas asignadas a la Unión Soviética, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, intentaba demostrar que una economía centralizada y planificada en su totalidad, junto con un sistema político cerrado y sin disidencias legítimas, era muy superior al capitalismo de Occidente y su democracia plural y representativa.

Los logros iniciales de un modelo de control casi absoluto, se desvanecieron paulatinamente ante la imposibilidad de competir con el desarrollo económico de la Europa occidental y los Estados Unidos, y la separación cada vez más pronunciada entre sociedad y estado en el Este, terminó por hacer reventar la propuesta comunista.

La glasnost y la perestroika de Gorbachov sirvieron para romper todos y cada uno de los amarres que sostenían al socialismo real, e incluso a la propia formación política denominada Unión Soviética, y con ello producir el renacimiento de los distintos estados nacionales sometidos hasta entonces a la órbita rusa.

Desde la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Cortina de Hierro, los distintos nacionalismos de la zona revivieron, llegando incluso a los extremos de generar guerras civiles sangrientas y genocidios horrendos como los sucedidos en la ex Yugoslavia.

Todos esos nacionalismos se ubicaron en una nueva perspectiva histórica de condena a su pasado vinculado con el nazismo, y más aún con la existencia de 50 años de socialismo real, del cual no rescatan absolutamente nada. De hecho, ni siquiera los monumentos construidos como reconocimiento a la liberación del nazismo por parte de los ejércitos soviéticos, son hoy legítimamente reconocidos por las sociedades del Este europeo.

Los años de dictadura comunista hicieron desaparecer cualquier signo de simpatía hacia Moscú, y de rescate histórico de algún logro en la era soviética. Por el contrario, el viejo enemigo del socialismo real, los Estados Unidos, se convirtió en modelo a seguir, y en un aliado incondicional durante los años del estalinismo, al que habría que retribuir por ello en la actualidad.

Frente a las críticas hechas a los Estados Unidos y a la...

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