La fábrica se muda... pero son mexicanos los que pierden su empleo

AutorJoel Millman

Redactor de The Wall Street Journal

LAREDO, Texas - Durante 30 años, trabajadores mexicanos como José Aranda cruzaron la frontera con Estados Unidos hacia los trabajos manufactureros del norte, disfrutando de todos los beneficios de trabajar en EE.UU. sin tener que abandonar su país. Ahora, con la competencia global poniendo presión sobre los márgenes de ganancias, esas oportunidades están desapareciendo.

"Ahora soy una de las estadísticas", dice el mexicano de 35 años, cuyo trabajo con un sueldo de US$270 por semana termina el viernes cuando R.G. Barry Corp. comience el cierre de su planta de calzado aquí.

La fábrica, que cerrará definitivamente en junio, es la última en Laredo que opera bajo el llamado programa de Plantas Gemelas que dividía el trabajo de manufacturación entre dos ciudades fronterizas. Sus 160 empleos se trasladarán al otro lado de la frontera a través del Río Bravo a una planta de R.G. Barry en Nuevo Laredo, donde la compañía puede aprovechar la mano de obra más barata y la eliminación de tarifas bajo el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Ahí, los trabajadores que reemplazarán a Aranda ganarán cerca de US$50 por semana haciendo exactamente lo mismo que él hacia.

La pérdida de empleos en R.G. Barry, el mayor fabricante de pantuflas de EE.UU., a duras penas afectará la boyante economía comercial fronteriza, que el año pasado vio pasar a través de este ocupado cruce más de US$50.000 millones en comercio. Pero son parte de una tendencia importante: El traslado de empleos manufactureros de una zona estadounidense donde aún persisten profundos cinturones de miseria. Por dos generaciones, estos trabajos representaban un peldaño...

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