Fábrica de Luz/ Nadie Conoce a Nadie: Un buen thriller a la española

AutorJulia Elena Melche

Avalada por nuevas generaciones de talentosos cineastas, la cinematografía española de la última década ha mostrado avances significativos en su temática y planteamientos. Ya sea el humor negro llevado al exceso de Alex de la Iglesia (Acción Mutante, El Día de la Bestia, Perdita Durango), la sordidez inquietante de Juanma Bajo Ulloa (La Madre Muerta, Alas de Mariposa, Airbag) o, bien, las metáforas nostálgicas de Julio Medem (Vacas, Tierra, Los Amantes del Círculo Polar).

A esto se anexan las recapacitaciones sobre la violencia y la manipulación del realizador y libretista chileno radicado en la península ibérica Alejandro Amenábar. En Tesis (95) y su segundo filme Abre los Ojos (98) retrató una cotidianidad poblada de anomalías.

Ahora, Amenábar coescribe el guión de Nadie Conoce a Nadie (99) junto con el director de la misma, Mateo Gil. La cinta surge de la adaptación de la novela de Juan Bonilla.

Nadie Conoce a Nadie es una película que diversifica las reglas del thriller hitchcockiano para referirse a las paranoias colectivas de fin de siglo.

En el centro de la historia se encuentra Simón (Eduardo Noriega), un aspirante a escritor que vive en Sevilla y se gana la vida diseñando crucigramas para un periódico local. Cuando recibe en su contestadora telefónica un mensaje anónimo bastante amenazador, se ve obligado a formar parte de un siniestro juego cibernético para destruir la ciudad española y, probablemente, el resto...

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