Federico Reyes Heroles / Antropofagia

AutorFederico Reyes Heroles

Vuela el antiguo hotel. Todos sabemos que las posibilidades del odio son hoy en Bagdad infinitas, pero la sorpresa es inevitable. La muerte alcanza a un funcionario de Naciones Unidas troquelado en las mejores luchas a favor de los derechos humanos y la paz. ¿Cuál es el sentido de atentar contra aliados? La sinrazón incomoda, atormenta porque destruye cualquier expectativa de esperanza razonada. La pírrica victoria se dio sólo en la imagen. Los cuerpos de palestinos e israelíes vuelan un día sí y otro también, una imagen sobre la otra. El odio sin brida, autorizado, justificado sólo engendra más odio. En alguien debe caber la contención, la autocontención que modula la pasión, tan sólo eso.

Los individuos, los grupos humanos, las naciones y pueblos que no contienen sus pasiones caen presas de la persecución sistemática. Elías Canetti lo describió maravillosamente al referirse a las masas de acoso. "Es la excitación de ciegos que están más ciegos cuando de pronto creen ver". Se trata de "matar colectivamente" conduciendo al condenado a campo abierto donde se le apedrea. Comienza por la destrucción eufórica del otro, termina en la autodestrucción. Lección: los actos de condena nunca deben efectuarse en la euforia. La justicia reclama serenidad y tiempo. Sólo con tiempo afloran las distintas verdades que pueden conducir al justo medio. La inmediatez le hace el juego a la pasión que siempre será miope.

Nunca antes el ser humano había tenido tanta inmediatez. Somos testigos instantáneos y también jueces instantáneos. Probablemente nunca antes había habido tantos juicios sumarios. Los millones, las decenas de millones de personas que hace apenas unas semanas vitoreaban a Bush -Rambo que desciende del helicóptero- y Blair por los logros de su "arrojo y valentía", hoy se enteran del engaño fraguado por el Departamento de Estado y la CIA o de los misterios del caso Kelly. La imagen desplaza a la razón, no obtuvieron a Bin Laden, no han obtenido a Hussein, ¿qué sigue? La prisa por llegar a la exaltación o condena, la feroz competencia por ser el primero en lanzar la sentencia y conseguir la victoria sobre el impersonal grillete llamado rating, nos ha convertido en esclavos, en nuevos ilotas. La mercadotecnia hoy culmina en canonizaciones y ejecuciones efímeras. No que la imagen no aporte, aporta y mucho, pero quizá nuestra capacidad de discernimiento no ha caminado tan rápido.

Una imagen dice más que mil palabras, es cierto. Pero hay asuntos cuyo...

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