Federico Reyes Heroles / Congruencia

AutorFederico Reyes Heroles

Hace seis años Fox pretendió iniciar un idilio con Bush. Las frivolidades tiñeron unos meses las relaciones. Oropel puro. Bush heredaba una economía pujante, superavitaria que le llevó a Clinton ocho años construir. Europa era vista como la gran sombra sobre el imperio estadounidense. China mostraba ya su creciente poderío que hoy todavía parece imparable. Hace seis años, Chávez era una amenaza que muchos venezolanos creían poder detener por la propia vía democrática. En lo general América Latina -salvo Cuba- se miraba como un territorio aletargado pero prometedor.

En seis años el mundo dio un giro sorprendente. Europa, atrapada por la consigna de una constitución común, sin un rostro externo unificado y con la locomotora alemana en reparación, es sólo promesa de un nuevo actor que impulse equilibrios internacionales. Oriente Medio sigue siendo un polvorín, con una diferencia sensible: la mediación de Naciones Unidas ya provoca sonrisas.

En América Latina, Castro entra en el ocaso, pero Chávez es el relevo de una propuesta radical que hoy hace sentido a millones ante lo trunco, incompleto y fallido de muchas de las reformas liberalizadoras. Hay Chávez para rato, me decía un amigo venezolano desolado frente a la reelección del nuevo "dictador constitucional". Es claro que las economías venezolana y boliviana se desplomarán cuando caigan el petróleo, el gas y el zinc. Pero ese acontecimiento llegará en un tiempo político demasiado largo. Hoy viven días de fiesta. Algún día despertarán a su realidad de exportadores primarios en un mundo que se encamina al conocimiento. Nicaragua y Ecuador pueden seguir el mismo rumbo.

Formalmente cada país se juega su destino, pero en política real todos sabemos que hay un gran corresponsable de este contrasentido histórico de varios países de la América Latina. Se llama George W. Bush. Víctima, es cierto, del horror del 11 de septiembre Bush trató de hacer de su ofuscamiento una virtud. En el 2007 está atrapado en el fango de la guerra en Iraq, con el cadáver de Hussein en la memoria de millones, con una economía de un monstruoso déficit y en la necesidad de solicitar 20 mil nuevos efectivos para continuar con la pesadilla.

Mientras tanto, el presidente iraní, montado en un nacionalismo funcional, reta al mundo con sus desarrollos nucleares y de pasada visita al "Eje del Bien" latinoamericano. A la par, los coreanos siguen conversando y desarrollando imparables su proyecto nuclear. ¿Hacia dónde vamos?

En...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR