Federico Reyes Heroles / La dimensión del horror

AutorFederico Reyes Heroles

Cada muerto es una tragedia, cada desaparecido otra. La dimensión personal o familiar no tiene medida. Hay un antes y un después en la vida de quienes sufren un horror así. El término perdón no puede existir para ellos, el olvido no tiene lugar en esta discusión. Dónde está mi hijo, mi hermana, mi esposo, mi amigo, mi colega, lo que sea. Pasan las décadas y las víctimas directas o indirectas del Holocausto o de la persecución al pueblo armenio o de cualquier otro genocidio siguen su búsqueda. Lo mismo ocurre con las víctimas de la Guerra Civil de España, o con los descendientes de polacos perseguidos o con las madres de la Plaza de Mayo, hoy ya abuelas, ¿dónde están, qué fue de ellos? No se puede vivir sin una respuesta. El vacío es el infierno.

Dos son las pulsiones irrefrenables, saber el destino del ser querido y encontrar a los responsables. La primera pulsión viene de la entraña, de la necesidad de tener una tumba y no una duda. La segunda pulsión pasa por la conciencia: estos horrores no pueden caer en el olvido, recibir el silencio como respuesta. A más de 60 años de terminada la Segunda Guerra la persecución de nazis continúa, lo mismo con el asesino de Víctor Jara, o con los generales argentinos o con cualquier Milosevic que ronde tranquilo. Pero si la tragedia personal no acepta medidas, ni en centímetros, metros, kilómetros, ni en kilos o toneladas, porque el sufrimiento humano es materia de emociones, de sentimientos y no hay báscula posible para ellos, en la dimensión social y política todos tenemos la obligación de dar la justa dimensión a las tragedias de un país.

Elías Canetti encontró una forma de entrar al laberinto de la discusión. La masa de los vivos sólo puede dormir si está en paz con la masa de los muertos. Ambas viven y conviven. A finales de la década de los noventa el diario ruso Izvestia hizo un recuento del horror de las guerras en el siglo XX, 30 millones es el cálculo aproximado. En ese siglo se invirtió la proporción entre civiles y militares profesionales, a principios del siglo la gran mayoría de los muertos -la cifra alcanza el 90%- eran militares muertos por militares. Pero para final de siglo, debido al poderío y precisión de los armamentos, la gran mayoría de las víctimas eran civiles.

La lista de horrores continúa, si 30 millones fue la factura de las guerras, el genocidio en todas sus vertientes fue responsable de 110 millones. Campeón de fondo Stalin con 43 millones durante su mandato. Lo sigue Mao...

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