Felipe Díaz Garza / Cuidemos a Periquita

AutorFelipe Díaz Garza

Hace ocho años mil 300 empleados de Grupo Interpunto de México producían anualmente 12 millones de tobilleras Periquita y de calcetines Cibolain, 9 mil 230 pares por cabeza de trabajador. Pero llegaron los chinos a sacar del mercado a las todavía famosas tobilleras nacionales. En un afán de supervivencia Interpunto se contrajo y hoy tiene sólo 100 trabajadores que producen anualmente 4 millones de pares de tobilleras y calcetines, 40 mil pares por cabeza de trabajador.

Con el 7.7 por ciento de su plantilla de hace ocho años, la empresa fabrica el 33.4 por ciento de la producción de entonces, lo que quiere decir que los mismos mil 300 obreros producirían hoy cuatro veces más, 48 millones de tobilleras y calcetines, o que 300 trabajadores harían hoy el trabajo que hacían mil 300 hace ocho años.

Al aumentar la productividad individual de sus empleados, la empresa calcetinera de referencia incrementó su competitividad, pues por mucho que los salarios aumentaran en estos últimos ocho años, que no han aumentado mucho, un ajuste positivo de tal magnitud en la relación obrero-producción de esta empresa forzosamente se refleja en su competitividad. Tan es así que la compañía está viva, vende en México el 67.5 por ciento de su producción y exporta el resto a Estados Unidos. Mas, aunque Periquita haya sobrevivido, este logro no puede ser calificado todavía como un éxito ni mucho menos como un resultado permanente, pues a la hora en que China o cualquier otro mercader internacional competitivo le den otro empujón a la navaja de los costos y los precios, caerá con ellos la cabeza de los calcetineros mexicanos.

Hace años, coincidiendo con "la abundancia" de López Portillo, un restaurantero capitalino muy exitoso se fue a Monterrey a poner un restaurante muy bueno, sí, pero muy caro. A pesar de sus precios caros, o gracias a ellos, el "Sí, aquí es" fue muy bien recibido por los ejecutivos empresariales que eran, en esa época, los que podían gastar mucho en la comida fuera de casa, pues les cargaban los gastos a sus compañías. Cuando llegó la crisis, que arrasó con la abundancia de don "Jolopo", las cuentas de gastos de los ejecutivos fueron canceladas y éstos dejaron de ir al "Sí, aquí es".

El chef modificó su oferta. Eliminó frivolidades, mató los sueños de grandeza, conservó la misma calidad y bajó los precios considerablemente, llegando hasta a imprimir menús detallándolos, lo que no hacía antes pues usted llegaba, se sentaba y don Armando le servía lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR