Fenómenos Editoriales: Periodo de esperanzas y fracasos

AutorHumberto Musacchio

El libro electrónico o e-book es el más importante fenómeno de la industria editorial y es, igualmente, el fiasco mayor de la última década. Las obras escritas puestas en un soporte cibernético eran, según los apocalípticos, el fin del libro impreso y la quiebra definitiva de la industria editorial tal como hoy la conocemos. Hasta ahora el pronóstico no se ha visto confirmado, sobre todo porque la pantalla de la computadora resulta adecuada para hacer una consulta, pero no para leer todo el Quijote. Dicho de otra manera, el libro electrónico seguirá siendo huésped del disco duro mientras la tecnología no sea capaz de hacer de él algo parecido al libro tradicional, con páginas de papel o un material muy semejante, tipografía tan legible como la impresa y una textura del volumen que nos permita sentirlo con el mismo gusto con que hoy acariciamos a los habitantes de nuestra biblioteca.

Decenas de centros de investigación trabajan para que el libro electrónico sea verdaderamente un libro y hace unos tres años, el diario Liberation de París dijo que hacia el 2005 saldrían al mercado los primeros e-books con pastas y hojas similares a las actuales, tomos de tamaño regular con una memoria capaz de almacenar cientos de títulos que estamparemos sobre las páginas al oprimir un botón, con la ventaja de que podrán tener sonido y ser ilustrados con imágenes fijas o en movimiento y hasta admitir preguntas y modificaciones. Cuando eso se consiga asistiremos a la mayor revolución en la historia del libro, pero difícilmente la veremos en el 2005.

Otro ingenio tecnológico que sacudió el mundillo de libreros y editores fue el libro digital, también llamado "sin imprenta". Ese del que pueden hacerse uno, 100 o mil ejemplares en tipografía láser, según lo disponga la demanda, y que teóricamente evitaría devoluciones, gastos de almacenaje y manejo de los volúmenes a que obligan los tirajes inevitablemente grandes del sistema offsett. Lo cierto es que esa forma de producir, ideal para obras altamente especializadas, piezas teatrales o manuales de empresa, sigue siendo muy cara y la relación costo-beneficio puede ser favorable en el futuro, no ahora, cuando una buena máquina puede costar 100 mil dólares.

Un proceso que también despertó grandes expectativas fue la venta de libros por internet, con la irrupción de la firma Amazon.com, sus espectaculares ganancias de unos años y las estrepitosas pérdidas de otros para desembocar finalmente, después de que le habían surgido poderosos competidores, en la bursatilización que permite a su fundador, el estadounidense Jeff Bezos, acaparar los beneficios en tiempos de bonanza y, cuando las hay, repartir las pérdidas entre los accionistas de varios países. Pese a todo, la venta de libros por internet está en expansión y se vaticina que llegará a ser la forma predominante en ese mercado en el que languidecen las librerías tradicionales.

Frente a lo que despertó esperanzas desmesuradas está lo de siempre: una industria editorial que ya casi no es mexicana, un incontenible proceso mundial de concentración de capitales, índices paupérrimos de lectura y, frente a la extinción de las antiguas librerías, la exigencia de las grandes cadenas de...

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