Paz Fernández Cueto/ ¡Patriarcado feminista!

AutorPaz Fernández Cueto

No es garantía de apertura democrática el cambio de partido en el poder. Lleva tiempo adoptar una actitud distinta, dar cabida a opiniones encontradas, superar el autoritarismo, romper con vicios del pasado para aceptar que las cosas han cambiado y que, querámoslo o no, es preciso acoger de buena gana esta nueva cultura de la participación. Traducir la tan traída y llevada democracia en acciones concretas representa un reto para quienes se acostumbraron, durante años, a funcionar por imposición.

Una vez más quedó patente la falta de apertura de los grupos radicales feministas, en complicidad con algunas legisladoras, durante el Parlamento de Mujeres de la LVIII Legislatura, llevado a cabo en el palacio de San Lázaro el 8 y 9 de junio. La sociedad civil fue convocada por las comisiones de Equidad y Género de la Cámara de Diputados y del Senado, a través de las presidentas de dichas comisiones, diputada Concepción González y senadora Aracely Escalante Jasso. La oportunidad fue de oro, lástima que no terminó siendo una prueba superada desde el punto de vista democrático, ya que las legisladoras no se distinguieron precisamente por su imparcialidad. Era la segunda ocasión en que se hacía partícipe a la sociedad civil -dentro de un espacio privilegiado de discusión con legisladores y en presencia de representantes extranjeros- de un foro plural, para encontrar soluciones a los problemas que enfrentamos las mujeres. Se abrirían 12 mesas de trabajo, tres para cada partido político: PAN, PRI y PRD, y tres para ser distribuidas entre asociaciones de tintes y tendencias ideológicas tan diversas como la sociedad misma.

Las legisladoras convocaron en el Congreso de la Unión a un desayuno con distintas asociaciones civiles, intentando llegar a acuerdos en la asignación de las mesas de trabajo. El resultado fue patético, no hubo manera de negociar con los grupos del "Movimiento Amplio de Mujeres", ni con "Milenio Feminista", cuyas representantes no estuvieron dispuestas a compartir la dirección de las mesas con quienes piensan diferente, argumentando que ¿Cómo se les ocurría pretender que iban a cederles unos espacios de los que ya se habían posesionado?, ¿algo que forma parte de su lucha desde hace tantos años?, sin llegar a establecer ningún acuerdo en aquella ocasión. Se pasó a otra reunión entre los grupos, días antes del Parlamento y el resultado fue el mismo: ni crean que les vamos a ceder ningún espacio; si lo quieren, gánenselo. Vamos por todas...

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