Fernando Gamboa / Recuerda, recordemos...

AutorFernando Gamboa

En México el año de 1994 comenzó mal, transcurrió mal y terminó mal.

Cuando todo indicaba que ese enero sería el inicio de un acuerdo de comercio largamente cabildeado, analizado, discutido yfirmado entre Estados Unidos, Canadá y nuestro país, como lo fue el Nafta /TLC, convenio que nos daría prosperidad, crecimiento y empleos, que nos colocaría en mejores umbrales de desarrollo, ese día 1o. de enero el escenario cambió súbitamente, desde Chiapas un levantamiento armado le declaraba la guerra al gobierno federal, reinvindicaba los derechos indígenas y exigía la renuncia del presidente Carlos Salinas. Este hecho modificó estructuralmente la opinión pública interna y externa, el ánimo de triunfo se convirtió en incertidumbre, ante el escrutinio internacional el fantasma del “México Bronco” se revivió, adquirió vigencia, presagiando un ánimo sombrío muy diferente del entusiasmo de las campañas por la Presidencia de la República que, necesariamente, se vieron relegadas en la atención pública, el cambio de estrategias, métodos y tiempos era obligado.

El asesinato del candidato presidencial por el PRI, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo, a tan sólo tres meses de haber iniciado su campaña, fue un hecho que apartó para siempre del espacio de diálogo, de diferendos, de acuerdos que ocupa la política en cualquier país desarrollado.

La muerte de José Francisco Ruiz Massieu el 28 de septiembre y el llamado “error de diciembre” que nos empujó, otra vez, al perverso círculo devaluación- inflación-devaluación fue la piedra de toque para concluir ese año triste para la nación como pocos en su historia.

México ha vivido los últimos años, tal vez sin darnos cuenta, en medio de un mapa de sangre.

Haciendo a un lado la injusta muerte de Luis Donaldo, están los muertos en Tlatelolco, los jóvenes activistas desaparecidos, los asesinatos de periodistas, el del cardenal Posadas, el de Ruiz Massieu, las matanzas de Acteal y de Aguas Blancas, los asesinatos de Tlalpan, las muertas de Ciudad Juárez, la muerte de Digna Ochoa, los numerosos secuestros, etcétera, etcétera, que han tenido como común denominador la impunidad, el contubernio, la mentira, la violencia y el desapego al Estado de Derecho.

Hemos caído también en el escándalo mediático, la política se ha vivido de escándalo en escándalo, cada uno supera al anterior. Hemos hecho de lado el valor de la mesura y de las convicciones. La incredibilidad, la desconfianza, el cinismo, la indiferencia, el desánimo y...

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