Fernando García Sais / El mercado de la fe

AutorFernando García Sais

Dice la Constitución que en México están prohibidos los monopolios y las prácticas monopólicas. Ordena al legislador a tener una ley (la que "castigará severamente") y a las autoridades (Comisión Federal de Competencia, Profeco, Condusef) les dice que "perseguirán con eficacia" las concentraciones, el acaparamiento, los acuerdos, procedimientos o combinación de productores, industriales, comerciantes o empresarios de servicios, para evitar la libre competencia o para obligar a los consumidores a pagar precios exagerados.

Ciertas funciones que el Estado mexicano desarrolla no constituyen monopolios. La Carta Magna implícitamente reconoce que, a pesar de que económicamente se reúnan las condiciones para ser monopolio, jurídicamente no lo son. Ello acontece tratándose de las funciones del Banco de México (áreas estratégicas de acuñación de moneda y emisión de billetes); las áreas estratégicas de correos, telégrafos y radiotelegrafía; minerales radiactivos y generación de energía nuclear; la planeación y el control del sistema eléctrico nacional, el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica, y la exploración y extracción del petróleo y de los demás hidrocarburos.

Hay más excepciones: no constituyen monopolios las asociaciones de trabajadores formadas para proteger sus propios intereses y las asociaciones o sociedades cooperativas de productores y, por último, los llamados derechos de autor y las patentes que son privilegios que de manera temporal se conceden a los autores e inventores, como un claro incentivo a la creatividad e innovación. Sería muy perjudicial para el país no proteger la inventiva ni la creatividad.

Monopolio es una situación económica que implica que en el mercado hay un solo oferente de un bien o de un servicio. Desde el punto de vista de la demanda, se equipara al monopsonio: cuando hay un solo comprador. Ambos escenarios son considerados, en principio, como fallas de mercado. Se dice que hay competencia imperfecta.

Se estima que el monopolio es perjudicial para los consumidores dado que, al haber un solo proveedor, éste puede determinar el precio sin necesidad de competir (poder de mercado). El monopolista extrae del mercado, del bolsillo de los consumidores utilidades que, habiendo competencia, no extraería (precio monopolista).

En términos amplios, los monopolios no son convenientes. Sin embargo, no siempre un monopolio es indeseable. Ya referí líneas arriba que la propia Ley...

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