Fernando Gaspar/ Otra mundialización

AutorFernando Gaspar

A unos días de haber concluido el encuentro del G-8 en Génova la reunión sigue dando de qué hablar y la discusión sobre la mundialización cobra nuevos aires. Ante esto, asombra la escasa información sobre las protestas al encuentro, los debates que implicó y las reflexiones que se derivan de este acontecimiento. Esa falta de información y el mínimo análisis del tema entrampa la discusión en una retórica de lugares comunes, simplificaciones y conclusiones desafortunadas.

¿Quiénes son los grupos "antimundialización"? En su denominación se define el primer absurdo. El apelativo de "globalifóbicos" o "antimundialización" es una definición impuesta por líderes políticos de la talla del ex presidente Ernesto Zedillo y no por los aludidos, quienes en su amplia mayoría no se declaran contra la mundialización, sino al contrario, la ejercen cotidianamente en su organización interna, en el intercambio de información y en la toma de decisiones, entre muchas otras formas.

¿Los "globalifóbicos" hacen algo más que tirar piedras? Una de las lamentables generalizaciones sobre estos grupos contestatarios radica en las imágenes difundidas por la mayor parte de los canales de televisión del mundo. En los escasos segundos dedicados a las manifestaciones de protesta, las cámaras enseñan a jóvenes violentos destruyendo las fachadas de bancos, incendiando automóviles o lanzando piedras. La ridícula simplificación de los hechos y la perversa edición de la información televisiva concluye con la reacción policiaca (disparo de gases lacrimógenos, detenciones) y las "valiosas" tomas de sangre que pudieran encontrarse durante los "enfrentamientos", tan redituables para el morbo del televidente.

Sin embargo, detrás de esas imágenes y simplificaciones absurdas hay organismos civiles de un considerable peso local, con una organización notable y cuyas propuestas a más de uno sorprenderían. No es mi intención mitificar dichas agrupaciones ni omitir la existencia de grupos minoritarios violentos cuya motivación principal es lograr la confrontación con cualquier fuerza policial (se habló de entre dos y cuatro mil de ellos en Génova), sino relativizar la mirada acrítica y miope que se tiene sobre los actores y que contamina el debate sobre la mundialización. Resulta increíble que luego de un evento donde se reunieron representantes de centenas de organizaciones civiles -que iban desde asociaciones cristianas hasta grupos que buscan la supresión de la deuda externa para los...

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