Fernando de Ita/ Las voces recobradas

AutorFernando de Ita

En 1979, Víctor Hugo Rascón Banda fue finalista del Premio Tirso de Molina con el que España premia a lo mejor de la dramaturgia iberoamericana, con Voces en el umbral. Desde entonces, el autor que bajó literalmente de las cañadas de Uruáchic, Chihuahua, a la Ciudad de México, para convertirse en una figura de peso en la cultura nacional, ha escrito docenas de obras sobre muchos temas, de manera que ya podemos hablar del fresco o mural dramático de Rascón Banda.

En esa geografía de imágenes y palabras hallamos dos señales recurrentes, como diría el maestro Héctor Azar. Una es la preocupación social del autor. Otra, su entrañable relación con la tierra de sus mayores. Rascón Banda es un autor que ve el teatro como un medio para involucrarse con la realidad, para reflejarla, para discutirla, para modificarla, así sea en términos teatrales.

Desde Los ilegales, escrita en 1978, donde Víctor Hugo se adelanta al tema del día en nuestra relación con Estados Unidos, este dramaturgo no ceja en el intento de tratar el tema de la miseria, la injusticia, la corrupción, la discriminación, el horror social. Obras como La maestra Teresa, La fiera del Ajusco, Playa azul, Fugitivos, Homicidio calificado, La banca, Guerrero Negro, Manos arriba son auténticos alegatos jurídicos para llamar la atención sobre esta lepra del cuerpo social. La mitad de su teatro, por lo menos, está dedicado a poner el dedo en la llaga del Mexicano.

Dentro de esta vertiente caben sus espectáculos bañados en las aguas de la cultura popular, como Cierren las puertas, Máscara contra cabellera, Veracruz Veracruz, Cada quien su vida. En medio de esta teatralización de los mitos cotidianos, Rascón mete el conflicto social con la esperanza de que no se diluya entre los cuerpos desnudos de los actores y las fantasías eróticas de Enrique Pineda, el director que ha montado estos éxitos de taquilla.

Cumplida esta urgencia cívica, el niño de Uruáchic deja que los murmullos de sus cañadas le llenen los oídos de historias reales y soñadas, de testimonios y fantasías, de vivencias y delirios, de imágenes, de fragancias, de sabores, de recuerdos dulces y punzantes, de memoria viva. Entonces la denuncia ciudadana se convierte en un canto colectivo en la medida que el narrador sólo es el tránsito por el que pasan las voces recobradas de un pasado lejano, que se hace presente con una emotividad que nos deja amorosamente desolados.

Desde Voces en el umbral, Rascón Banda se ha dejado habitar por las...

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