Un festín de color

AutorMariana Coppel

Cuando empieza a subir la temperatura en el centro sur de Jalisco, los cactus que adornan el paisaje de la zona se visten de colores y espinas para dar uno de los frutos más exóticos y deliciosos: las pitayas.

Este orgullo regional encuentra madura entre los meses de abril a junio, ya que necesitan un intenso calor para crecer y en cuanto la lluvia del verano refresca los campos empiezan a terminarse.

Blancas, amarillas, rojas y moradas son traídas desde Techaluta de Montenegro, los viajes se emprenden muy temprano para, en punto de las ocho, estar ya en Las Nueve Esquinas, en donde desde hace años se ofrece este colorido manjar a transeúntes golosos.

Durante la temporada, el pueblo de Techaluta se dedica al 100 por ciento a la recolección de las pitayas. Algunas familias tienen sus propios pitayeros y otras rentan los plantíos para recolectar este fruto que es bajo en calorías, con antioxidantes y bueno para la digestión.

"La jornada empieza a la una de la madrugada, los hombres salen al campo con un carrizo, a veces hasta de 12 metros, sujeto a un gancho de cuatro picos para desprenderlas del cactus. Después empieza la labor de las mujeres, que es quitarles las espinas con unas tenazas y un cuchillo, se hace...

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