Fiebre Aftosa: Importaciones sospechosas

AutorOscar Vladimir Martínez

Pese al riesgo sanitario que representó importar leche en polvo de Argentina entre enero y junio del 2001, cuando surgieron en ese país brotes de fiebre aftosa, empresas como Nestlé y Liconsa trajeron a México 7 mil toneladas del lácteo.

Por separado, los dirigentes de la Confederación Nacional Ganadera y la Asociación Nacional de Ganaderos Lecheros denunciaron que al importar el lácteo de Argentina se corrió un riesgo innecesario.

Pero la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) determinó que cada cargamento cumplió con todas las inspecciones y requisitos zoosanitarios. Incluso envió a técnicos suyos a las plantas productoras en la nación sudamericana.

Las dudas no se disiparon. Gustavo Reta Petterson, Premio Nacional de Sanidad Animal 2001, y Luis Zarco Quintero, director de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, afirman que de producirse un brote no controlado de fiebre aftosa en México podría devastar a la industria ganadera. El último brote en México ocurrió de 1946 a 1951, el cual provocó el sacrificio de más de un millón de cabezas de ganado y la aplicación de 60 millones de vacunas.

Javier Trujillo Arriaga, jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), que depende de la Sagarpa, dice por su parte que el peligro de un posible contagio fue mínimo y prueba de ello, dice, es la ausencia del virus en el ganado mexicano, Pero el funcionario como los expertos veterinarios coinciden en que el riesgo cero "no existe", ya el contagio de la enfermedad puede producirse por la vía biológica -si el producto está contaminado-, o bien de forma mecánica, a través de los envases, embalajes y tarimas de trasportación.

Los principales reclamos por el arribo de dichos cargamentos provienen de los lecheros mexicanos, quienes se declaran en contra de la política de importaciones del gobierno a través de Liconsa y de las empresas del ramo.

Los productores consideran que existen soluciones, no sólo para evitar el peligro de una epidemia de fiebre aftosa, sino para reducir el volumen de importaciones. Su postura es que se termine con las compras de productos lácteos a países con riesgo sanitario latente.

El 11 de enero pasado, Gustavo Torres Flores, presidente de la Confederación Nacional Ganadera, sugirió durante la presentación del programa gubernamental agropecuario en Los Pinos: "Las medidas de sanidad animal son, sin duda, el recurso más recurrido para restringir el comercio internacional y a la vez evitar la propagación de plagas y enfermedades".

A ello, la Sagarpa responde que si bien los reclamos son justificados, éstos se producen por motivos comerciales, más que sanitarios.

"Tiene mucho que ver con la tasa arancelaria. (La Organización Mundial de Comercio) retiró esa tasa preferencial y puso a Argentina en el mismo arancel de Europa y se acabaron los reclamos. Ese cuestionamiento tenía más que ver con cómo paramos las importaciones de Argentina", considera Trujillo Arriaga.

A pesar de que los ganaderos lecheros aceptan ser incapaces de cubrir la demanda nacional, proponen que para evitar las importaciones, se armonicen los ciclos de producción en el país, se deshidraten y almacenen los excedentes de leche en temporadas altas para utilizarlos durante la escasez y, en última instancia, recurrir a proveedores libres de riesgo sanitario.

En jaque

Primero fue la enfermedad de las vacas locas. Después, el brote de fiebre aftosa. Desde 1999, el mercado mundial de productos animales está en jaque.

La crisis más reciente por fiebre aftosa ocurrió en el primer trimestre del año 2000 en Inglaterra, cuando se presentaron los primeros casos. La enfermedad se propagó a los hatos ganaderos de una docena de países de Europa central y del este.

La enfermedad ataca únicamente a animales de "pezuña hendida" como bovinos y porcinos. No afecta al ser humano, pero su propagación entre el ganado es inmediata.

El año pasado, el padecimiento dañó gravemente a las industrias de países productores de leche y cárnicos, como la propia Inglaterra (donde provocó el sacrificio de 4 millones de cabezas de ganado), Francia, Holanda y Alemania.

En América, Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay sufrieron las secuelas. El brote más grave ocurrió en Argentina, en marzo de 2001. A partir de esa fecha...

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