Filma Lanzmann un Holocausto 'frío'

AutorPatricia López Suárez

La imagen de seres semidesnudos conducidos a la cámara de gases en un frío de 35 grados bajo cero persiguió al cineasta Claude Lanzmann (París, 1925) durante el rodaje de su película Shoah, un singular registro fílmico sobre el Holocausto.

"El frío en los vagones se convirtió en una obsesión", narró en la conferencia La aventura de la realización de Shoah, la noche del jueves en la Casa de Francia.

Otras dos obsesiones que traspasan el filme, de diez horas de duración, se refieren al tiempo.

"Una fue pensar en los primeros minutos en los campos de exterminio, sin que las personas supieran si iban a morir o no. Y otra fue sobre los últimos minutos antes de la muerte", reveló.

De visita en México, el también periodista confesó que no tenía idea del prolongado tiempo ni del enorme esfuerzo que le llevaría concretar su proyecto.

Su meta era clara: "Quería darle una dimensión única al Holocausto, y esa es la dimensión que tiene la película", enfatizó.

Contrario al abordaje de un problema social a través de una anécdota personal, Lanzmann cuidó que Shoah no fuera la historia de alguien.

"No hay ninguna historia personal porque no es una película de aventuras. En Shoah los personajes nunca dicen 'yo', siempre hablan de 'nosotros', pues narra la muerte de un pueblo", aclaró.

Las voces del filme se nutren de tres grupos de personas: las víctimas, los verdugos y...

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