Al filo de los Revueltas

AutorJuan Cristóbal Cruz Revueltas

ENSAYISTA Y DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS

José Revueltas nace en el seno de una familia poco común. Probablemente ninguna otra familia en México resuma mejor la cultura mexicana del siglo XX gracias a la reunión de tan insignes y variados representantes: Silvestre, el músico; Fermín, el pintor; Rosaura, la actriz; Consuelo, la paisajista. ¿Qué propició esta exuberancia de sensibilidad artística en una familia, originaria de Santiago Papasquiaro, un pequeño poblado de la sierra de Durango que a primera vista nada predisponía a convertirse en semillero de artistas? A nuestro parecer, la idea reiterada de un don heredado lejos de ser una explicación satisfactoria es una forma poco elegante de eludir el problema y de errar la respuesta. Se ignora así que los fenómenos culturales, en particular lo que ellos implican de ruptura e innovación, no pueden ser reducidos a la dimensión biológica. Ver lo determinante en la herencia genética supone olvidar que la cultura es ante todo actividad, formación y resultado de la acumulación de un conjunto heterogéneo de pequeñas causas. Por ejemplo: la forma en que en la vida cotidiana se desenvuelven las conversaciones de sobremesa, se privilegian temas, se entablan discusiones; la manera como se despierta la conciencia de la sonoridad y del peso de las palabras; la sensibilidad ante el placer de palpar la textura de los libros y de perderse en sus mundos imaginarios; o el placer de la mirada o el goce del movimiento y de la expresión del propio cuerpo. A fin de cuentas, se requeriría evocar lo que un antiguo griego como Aristóteles supone cuando habla de excelencia, a saber: todo aquello que lleva a la interiorización de hábitos, disciplina, actitudes y buenas disposiciones desde la más temprana infancia. El testimonio de Consuelo Revueltas y el intercambio epistolar entre José y su hermano Silvestre, apoyan esta explicación. La gracia no reside entonces en los genes sino, como lo narra su hermana Consuelo, en la disponibilidad de modelos de conducta en los que desde temprana edad se sabe que a falta de alegría del alma, "triste pensamiento".

Valga insistir: lejos de lo que se ha querido hacer creer con la reiterada evocación de anécdotas bohemias de quienes "conocieron a Revueltas", vemos, en su intercambio epistolar, cómo entre los hermanos se discute y se toman seriamente las pasiones y las pretensiones, y cómo, sólo bajo estos supuestos, se crítica y se orienta, se exige disciplina, trabajo y humilde...

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