Se forja entre granadas

AutorCANCHA / Staff

Uno de los protagonistas de la Final del Mundial de Rusia 2018 se forjó entre balas y campos de refugiados.

Se trata del croata Luka Modric, quien vivió en carne propia la guerra croata de independencia, en su natal Zadar, de la entonces Yugoslavia.

Con apenas 6 años, en 1991, comenzó una vida errante, luego que él y su padre Stipe fueron testigos del asesinato del abuelo del futbolista por parte de los rebeldes serbios.

Antes de la guerra, cuando vivía en casa de su abuelo; Modric cruzaba al menos 5 kilómetros para reunirse con otros niños para jugar a la pelota, pero si no encontraba a nadie, se quedaba horas haciendo malabares.

Tras el asesinato de su abuelo, Luka, junto a su papá y su mamá comenzaron a vivir en diversos lugares; a veces en hoteles, otras en campos de refugiado, durante el conflicto bélico para la independencia croata, que tardó 4 años.

En uno de los hoteles fue donde Modric comenzó a jugar futbol. Al principio más como una distracción de sus padres hacia él para que soportara el ambiente hostil en el que vivían.

Fue ahí donde los empleados del hotel notaron el talento del niño Modric, por lo que decidieron hablarle al club NK Zadar, que quedó maravillado por lo que este niño de 8 años hacía con el balón.

"Sólo tenía 6 años y esos eran momentos verdaderamente difíciles. Los recuerdo muy bien, pero no es algo en lo que quieres pensar", comentó Modric en una entrevista...

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