Francisco Fernández-Castillo / Desmitificando a China

AutorFrancisco Fernández-Castillo

No sólo hay que ser bueno sino parecerlo. En competitividad este dicho también aplica. Y eso lo saben muy bien los chinos, que han sabido posicionar mercadológicamente a su país como pocos. Existen algunas ideas sobre China que se han posicionado como verdades pero que, desde mi punto de vista, son matizables. Entre ellas la que habla de un país competitivo o del mercado del futuro por encima de Europa o EU.

Ser más barato no implica necesariamente ser más competitivo y mucho menos cuando, para ello, se sacrifica el bienestar de la población. En China, una gran parte de la misma no sabe lo que es tener un plan de pensiones, ahorrar, vacacionar o disfrutar una hora al día para comer. El yuang está oficialmente devaluado y el índice de GINI, que mide la diferencia de ingreso entre los más ricos y los más pobres, está por encima del 0.47 (más de 0.40 ya es una barbaridad). Por ello, que China se promueva como un país que produce bienes más baratos que los demás, no es fruto de una habilidad competitiva especial, sino de una forma distinta de conceptualizar al individuo-trabajador, impensable en la mayoría de los países globalizados, incluyendo México. De hecho, lo que ocurre en China me recuerda, más bien, a lo que sucede en los países en guerra, que se enfocan en fabricar armas supeditando cualquier otro interés a dicha causa. Desde mi punto de vista, China no compite, sino que es una nación en guerra, aunque en esta ocasión las armas matan industrias de otros países y no personas. Por estas razones, ya de partida, considero inapropiado hablar de la competitividad de un país como China, ya que este concepto, parte de reglas parejas para todos los países pero que, en este caso, no se ajustan a las que hoy rigen el concepto chino.

En cualquier caso, si el criterio anterior fuera obviado, tampoco podríamos hablar de China como un país competitivo ya que la competitividad es un término asociado, en última instancia, al bienestar de la población. A este respecto, en China, 77 por ciento de la población vive en localidades en las que la industria más sofisticada es la producción del arroz, la actividad principal consiste en sobrevivir y el día a día trascurre ajeno al aparente éxito internacional que el país disfruta. Estas diferencias sociales, aunque trascienden menos que el boom de la costa Pacífico, no pasan desapercibidas al propio gobierno chino que sabe que serán difíciles de controlar y de ocultar por mucho más tiempo.

A este respecto, es...

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