Francisco Javier González / La última gambeta de Diego

AutorFrancisco Javier González

Hubo tantos avisos que parece mentira no haberles hecho caso.

Y entonces no anticipamos lo que tendríamos que decir, lo que necesitaríamos escribir cuando el momento llegara para poder expresar el sentimiento con toda la luminosidad.

Ante una noticia como ésta, se siente un golpe en la mandíbula de los que duermen, atarantan y no dejan pensar. Todo da vueltas.

¿Cómo no prever que en una de esas, después de tantos permisos provisionales que le dio la vida, no llegaría el día de guardar luto por Diego Armando Maradona?

Es cierto que las emociones no se pueden anticipar. Solamente afloran cuando son activadas por un detonante.

Tal vez por eso tampoco Diego pudo anticipar que el final estaba tan cerca. Se lo había quitado varias veces de encima a punta de gambetas.

Pero era inevitable que un día de estos le pegarían un hachazo destructor que no resistiría porque su habilidad para eludir los golpes ya había venido a menos.

Sin embargo, hay otro factor que evitó preparar un discurso: no nos gusta hablar de la muerte. Aunque durante los últimos meses la sentimos sentada en la sala, en la calle que transitamos y en las noticias de todos los días.

No solemos hablar de ella con los nuestros, de decirles qué sucedería si uno de nosotros se va, si por el riesgo actual del mundo y del país, mañana no podemos volver a compartir.

La muerte duele y tampoco podemos anticipar los sentimientos que producirá. No queremos escribir de ella o charlar sobre su posible cercanía porque pensamos que es una manera de invocarla.

Habrá pasado con Maradona. Resistente a los cuidados, pasajero de carreteras peligrosas y retador de todo lo establecido.

Tomó...

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