Fray Tomás: Protector de migrantes

AutorCarole Simonnet

FOTOS: ÓSCAR MIRELES

TENOSIQUE.- Fray Tomás frena bruscamente la marcha de su camioneta blanca a medio camino del tramo de 60 kilómetros que une El Ceibo con Tenosique, en el sureste de Tabasco. Regresa de un viaje relámpago a la frontera con Guatemala, donde atestiguó cómo los coyotes y bandas organizadas cobran cuotas a los migrantes para burlar el puesto de control fronterizo en lanchas o rodeando un cerro.

A un grupo de hombres y mujeres hondureños con rostros inexpresivos y miradas cansadas que caminan en el borde de la carretera les grita sin más: "Súbanse atrás, los llevo a la casa del migrante".

Tienen los zapatos gastados y cargan pequeñas mochilas al hombro.

Mientras saltan a la caja apretujándose, el coordinador de la casa-Hogar para migrantes "La 72", Tomás González Castillo, se baja de la camioneta, abre la puerta del asiento trasero y saca su hábito de franciscano que desdobla y viste en un santiamén. Usa la túnica café característica de la orden de San Francisco de Asís como un escudo humanitario contra la cruda realidad del edén mexicano.

En la estrecha ruta de dos carriles flanqueada por campos verdes, reza para que la prenda aleje los peligros: operativos de los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), los retenes militares, los asaltos, secuestros, violaciones y extorsiones de los cárteles del narcotráfico y sus bandas de pandilleros locales que actúan a veces con la complicidad de las propias autoridades, contra los centroamericanos que entran a Tenosique con la esperanza de tomar el tren de carga conocido como "La Bestia" en dirección a Chiapas y Veracruz.

No tiene escoltas, teléfono inteligente, ni sistema de radiolocalización. Sólo guarda en su viejo celular los números de las comisiones nacional y estatal de Derechos Humanos y de decenas de defensores de migrantes que, en caso necesario, podrían encender la alarma a tuitazos.

Con una mano en el volante y la otra acariciando el cíngulo (cordón) de color blanco, el sacerdote pregunta a un hondureño que va de copiloto por qué camina con muletas. El hombre relata que en marzo pasado su rodilla se quebró cuando resbaló de un tren de carga en las inmediaciones de Nuevo Laredo, a sólo dos horas de alcanzar "el sueño americano". Tras escucharlo en silencio, no lo consuela ni le habla de la misericordia de Dios. Le ofrece tramitar una visa humanitaria ante el gobierno mexicano.

RESIGNACIÓN

Fray Tomás es el benjamín de un grupo reducido de hombres de fe que arriesgan su vida día a día por hacer menos sufrido el paso de miles de migrantes clandestinos en México y por denunciar lo que consideran un verdadero "holocausto".

"Sin duda es una de las ovejas negras recién llegadas", dice el obispo de Saltillo, Raúl Vera, en alusión al libro del periodista Emiliano Ruiz, Ovejas Negras, que retrata a personajes como Alejandro Solalinde, Pedro Pantoja, José Barba, el propio Vera y otros religiosos dedicados a proteger a los más vulnerables. Como ellos, Fray Tomás es también un crítico de la jerarquía católica y la clase política.

A sus 40 años, no tiene la fama ni el reconocimiento público que las ovejas negras se han ganado a pulso aunque, sin proponérselo, sigue sus pasos: el pasado 25 de septiembre recibió el primer Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos "Gilberto Bosques", otorgado por las embajadas de ambos países en México.

En los 3 años y medio que lleva en Tenosique ha acumulado un triste historial de hostigamiento y acoso: ha sido retenido por militares, denunciado penalmente en cinco ocasiones -tres de ellas por el propio INM, por los delitos de obstrucción de la autoridad y difamación- y amenazado de muerte. Historial que él acepta con resignación: "estamos para servir".

En julio de 2010, cuando sus superiores le pidieron abandonar su cargo de formador de franciscanos en Izamal -un pueblo mágico de Yucatán- para atender a los migrantes en la Parroquia de Cristo Crucificado, en el centro de esta ciudad tabasqueña, sus compañeros bromearon diciendo que lo mandaban de Disneylandia a Irak.

Con 59 mil habitantes, esta Bagdad tabasqueña limita con el río Usumacinta, al sur y al este con Guatemala y al oeste con Chiapas.

Cuando Fray Tomás llegó aún gobernaba el priista Andrés Granier -hoy detenido por desvío de recursos-, y la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón hizo que el...

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