Frente a frente: 'Marcado para siempre'

AutorSilvia Cherem

Fanático de los mitos, lector de biografías y profundamente interesado en la astronomía, la cosmología, la ciencia, la música y la literatura, Rafael Tovar salió impoluto del patinoso terreno del poder. Dice que lo hizo gracias a no tener compromisos ni ataduras, a que supo escuchar a todos y ofrecer alternativas. Asegura que el consejo más sabio lo recibió de José Luis Martínez, quien había dirigido el Fondo de Cultura Económica. Le dijo que para ser exitoso como funcionario cultural debía conducir sus pasos como una "línea en zig zag".

"Y es lo que traté de hacer: no estancarme en ninguna postura, oír, oír, oír... escuchar a todos hasta la saciedad y partir de ello formular mis propuestas".

Tovar y de Teresa ha sabido ser el principal estilista de su imagen. No habla mal de nadie, no toma atajos imprevistos y evade las declaraciones estridentes o las confesiones personales.

Durante la entrevista, en la oficina de Arenal, fue la suerte lo que permitió quebrantarlo y penetrar su intimidad : sonó uno de los dos teléfonos rojos, el que corresponde a los Secretarios de Estado y altos funcionarios, y aunque Tovar pretendió no ser escuchado, la conversación permeó el espacio de la entrevista. Alguien le pedía "una de fi n de sexenio": permitir una boda en el Alcázar del Castillo de Chapultepec con cadetes del Colegio Militar.

Colgó y me dijo con enojo: "Sé muy bien quién es el señor y sé que puede moverse por todos lados, pero yo soy el responsable de cuidar el patrimonio y no me interesan las relaciones públicas. Si quiere él, que se lo pida al Presidente; de antemano, yo no acepto".

"¿Y si te lo pidiera el Presidente?", aventuré.

"Ni así. Cada semana es una nueva: que quieren tirar una casa de principios de siglo, hacer un desfile de modas en una zona arqueológica, como si nuestro patrimonio fuera Disneylandia, o presentar a los Tigres del Norte en el Palacio de Bellas Artes. ¡Sólo les falta pedirme la cama de Maximiliano y Carlota! No sé cómo se atreven a pedirme esas cosas. Yo estoy feliz de que en México soplen aires nuevos, pero no falta quien quiera imponer sus intereses particulares sobre los intereses generales. Quiero ver que se atrevan a ir con el Presidente. Sé que él me apoya y que nunca autorizaría estas desfachateces, porque él, como yo, hace valer los principios por encima de las presiones".

"¿ De veras ? ", insistí .

"Estoy seguro de lo que te di go", replicó. " Él siempre me ha dicho: '¿Quieres línea? Pues aplica la ley' ".

A ti te tocó ser funcionario público en dos sexenios: con el Presidente Carlos Salinas y con el Presidente Ernesto Zedillo, ¿qué diferencias encuentras entre estos dos estilos de gobernar y sus particularidades en la manera de concebir la cultura? Los dos brindaron un enorme apoyo y respeto a mis tareas.

Puedo hablar más del sexenio del Presidente Zedillo, porque trabajé durante todo su mandato y pudimos planear y desarrollar un programa más estructurado. De hecho, el programa 1995-2000 que nos trazamos, casi lo cumplimos en su totalidad. Con respecto al Presidente Salina s, cuando yo asumí en 1992, a él le quedaban dos años de gobierno y lo importante para él era darle estabilidad a un sector que estaba desordenado y en conflicto, y crear una obra cultural importante para final i zar el sexenio. Yo l e propuse hacer el Centro Nacional de las Artes y él lo aceptó gustoso.

Quisiera profundizar aún más en las diferencias entre estos dos gobernantes, en las diferencias en la manera de concebir la cultura. Dos estilos, dos visiones de mundo...

La consigna de Salinas fue: "Oye a todos"; y afortunadamente mientras iba oyendo pude armar un programa de trabajo.

Para el Presidente Zedillo, lo más importante era consolidar las acciones que iniciamos conjuntamente cuando era Secretario de Educación y, sobre todo, le preocupaba mucho la transparencia en el uso de los recursos. Quería compactar todos los aparatos administrativos y que se eliminaran las intermediaciones burocráticas para que los recursos llegaran de manera más directa a los proyectos...

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