FRONTERA INVISIBLE / Obama y los latinos

AutorSergio Muñoz Bata

Visto en términos de porcentajes y números absolutos se podría argumentar que su contribución al triunfo de Obama fue marginal. Sólo votaron unos 10 millones de los más de 122 millones de personas que sufragaron en esta elección.

Quedarse en este nivel del análisis, sin embargo, sería un grave error, en primer lugar, porque esta interpretación no parece tomar en consideración las peculiares características del sistema electoral norteamericano. En este país las elecciones las gana no quien recibe mayor número de votos sino quien supera los 270 votos del Colegio Electoral. Un controvertido mecanismo creado por los autores de la Constitución de 1787, argumentando que sería irresponsable que la gente que no tenía ni la información suficiente ni la preparación necesaria para tomar decisiones sensatas eligiera al Presidente. También adujeron que la separación y el equilibrio de poderes que demanda un Gobierno republicano les impedía darle al poder Legislativo la atribución de escoger al Presidente.

Así, los constituyentes optaron por un sistema en el que los ciudadanos votan para tener un número de electores que varía en función del número de senadores y el número de representantes de cada estado al Congreso, que a su vez es determinado por el número de pobladores.

El Colegio Electoral consta de 538 electores, número que resulta al sumar dos senadores por cada estado, más el equivalente al número de representantes de cada estado al Congreso. California tiene 55, Texas 34, Nueva York 31, Florida 27, Illinois y Pennsylvania 21. Por otro lado, Alaska, Delaware, Montana, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Vermont y Wyoming sólo tienen 3 delegados. Washington D.C., tiene 3 electores.

Dentro de este sistema, la importancia de estados sólidamente demócratas como California, Nueva York e Illinois, o de estados dominados por los republicanos como Texas, Georgia y Utah es sólo relativa. De hecho, la elección del Presidente la deciden los estados cuyas preferencias fluctúan entre ambos partidos. En este sentido, por ejemplo, la batalla electoral de 2008 se centró en un puñado de estados como Ohio, con 20 votos electorales, Indiana, con 11, o Florida, con 27.

Dentro de este escenario, el voto latino cumplió con el objetivo fundamental de la estrategia de Obama de servir para inclinar el fiel de la balanza en ciertos estados clave. En Nuevo México, Nevada y Colorado, por ejemplo, fueron protagonistas "porque ahí", dice Antonio Gonzalez, presidente del...

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