Frontera Invisible/ Silencios delincuentes

AutorSergio Muñoz Bata

A pesar de los esfuerzos de la jerarquía eclesiástica estadounidense por mantener en secreto los pecados de sacerdotes que abusan sexualmente de menores de edad, el escándalo sigue en aumento.

De Boston a Los Angeles, a diario surgen nuevas revelaciones de nuevos y viejos casos, y la creciente dimensión del problema ha obligado a los sistemas judiciales de ciertas regiones del país a emprender acciones sin precedente. A exigir, por ejemplo, informaciones, explicaciones y respuestas a Cardenales, Obispos y personajes de la Iglesia.

Siguiendo una estrategia equivocada, los altos mandos de la Iglesia, en su inmensa mayoría, han optado por no revelar los nombres de aquellos sacerdotes que no sólo violaron los preceptos morales de su religión sino que traicionaron la confianza de los fieles.

Con esta omisión, la Iglesia no sólo se convierte en cómplice de un acto criminal sino que, a menudo, facilita la expansión de la red de acción del pederasta. Tradicionalmente, cuando la Iglesia se entera que un sacerdote ha violado a un menor de edad, en lugar de reportar el caso a las autoridades civiles competentes, habla con las víctimas y las convence de que deben guardar silencio. Al violador se le sanciona con reprimendas, oraciones, atención psiquiátrica, pero luego, se le envía a una nueva parroquia donde bien podría continuar su labor depredadora, ya que a nadie se le informa de su pasado.

A principios de año, La Gaceta oficial del Vaticano publicó en latín, no en italiano ni en inglés, nuevas guías para juzgar a sacerdotes acusados de haber abusado sexualmente de un menor de edad en cortes eclesiásticas. Unas semanas después, en Los Angeles, California, el Cardenal Roger Mahony informó que su arquidiócesis no estaba exenta de este tipo de incidentes y de manera intencional oblicua mencionó que en su enorme jurisdicción, la más grande de todo el país, se habían dado casos de abuso a menores.

Se negó, sin embargo, a precisar cuántas violaciones sucedieron, cuándo tuvieron lugar y quiénes las perpetraron. En cuestión de semanas el escándalo aumentó en perversidad y alcance.

Los Angeles Times publicó un reportaje de Glenn F. Bunting que revelaba la historia de dos hombres retrasados mentales que durante años fueron violados por un monje y un sacerdote en un monasterio jesuita del norte de California.

El abuso sexual de menores no es un problema que aqueja a la Iglesia católica de manera exclusiva. También en otras denominaciones religiosas hay...

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