Froylán M. López Narváez / Muy informe

AutorFroylán M. López Narváez

Los extremos del acoso y la prudencia ante las movilizaciones audaces, abiertas y multitudinarias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, llegaron al colmo. Sometidos los poderes legislativos federales, ahora han arrinconado al Poder Ejecutivo federal.

La CNTE prosigue sin rebozo, hasta con insolencias, su campaña y rudezas para tratar de obligar a derogar, por lo menos, leyes secundarias, una de ellas sobre todas, para que se mantengan prerrogativas, ingresos y modos, sembrados desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, junto con la carcelaria Elba Esther Gordillo. Bloqueados los recintos legislativos, pensaron Enrique Peña y sus asesores, celebrar la entrega de su Primer Informe en el Auditorio Nacional.

Pero "le sacó" el priato renaciente y tambaleante. Se habrá de refugiar en un ámbito militarizado de suyo y ahora usado como antro (cueva) para cumplir una formalidad que no empata con los viejos, inútiles, pomposos días del Informe presidencial. Se han utilizado pretextos y prácticas para aducir que no se actúe en un lugar "civil". Que porque hay concierto en el magnífico Auditorio; que el Presidente saldrá de inmediato a Turquía y de allí a la Cumbre del G20 en San Petersburgo.

Se entierra el símbolo rancio, aún más, lo mismo de las zalamerías, desfiles, "besamanos" humillantes y serviles. No habrá manera inmediata de quitar las amarguras, iras y berrinches del priato; se vulnera más la erección de un impensado "Peñanietismo". No es caudillo de nadie; es jefe formal pero no factual de la mayor parte del país; se le acata por leyes, mandos y presiones, pero no se sabe de acatamientos e imitaciones asumidos con credo y decisión constantes.

No se ha perdido, desde hace décadas, nada que incumba a las distintas poblaciones y clases sociales que viven en México. Ni indicios hay de que la mayoría de la población atendiese, comprendiese y mucho menos verificara la veracidad, las cifras y las estimaciones y cálculos que se intercalaban en el texto del Ejecutivo.

Ciertamente que había secretarías de Estado, cárteles políticos, grupos de interés, algunos internacionales, que paraban oreja para juzgar las propuestas y negociaciones del Presidente. Las réplicas opositoras sobrevenían, sindicatos y corporaciones autónomas replicaban, objetaban, se inconformaban, pero no se alteraban a fondo los dichos y las acciones apuntadas.

Extinguida la "ceremonia" de la lectura del escrito, el...

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