Froylán M. López Narváez/ Narcotropa

AutorFroylán M. López Narváez

Efrén (Maldonado), cartonista, se fue a vivir a Yucatán, hace rato. Fue en pos de salud para uno de sus amados vástagos, José Emilio. Florece allá mejor. La familia se ubicó bien y a gusto. Aunque no sufrieron daños mayores, los Maldonado padecen el desastre colectivo, la develación de la penuria arraigada y el abandono crónico de una de las regiones más sutiles y encantadoras de la actual República Mexicana. Efrén recorrió Yucatán en estos días, en buena parte.

"Yo aprendí a odiar al ejército, tú sabes, lo del 68 y eso. Pero, ahora de no ser por ellos, la desolación y la miseria, el agravamiento de la condición penosa de los yucatecos, y de los campechanos, de los damnificados de esta temporada, de este año, sería atroz". Acierta el artista plástico, lo mismo en la desconsideración odiosa y frecuente hacia los militares, que en el reconocimiento y la gratitud que suscitan por sus faenas en situaciones de desgracia fuerte, en los siniestros de casi todo género. En esto la tropa y sus oficiales suelen merecer exaltaciones.

Pero como toda obra y empresa humanas, sus virtudes de emergencia también se menoscaban por sus pugnas internas, por los abusos que se suelen cometer con los subalternos, por las disputas de poder y, a menudo, por su obsecuencia con actos ilegales, inmorales y hasta antipatrióticos, según la concepción común de lo que son y deben ser los valores y las conductas de los soldados del país.

Hasta ahora coto, feudo, fuero singular, en mucho, es difícil lidiar para su conversión y ajuste a una normatividad que no se confine a un mundo de clausura, secreto y sigiloso. Más de un militar ha pagado muy caro su ánimo de vigencia de derechos humanos, de consecución de un ombudsman defensor de los propios soldados. Sus servicios de inteligencia, de espionaje -prosigue el espionaje en oficinas públicas-, su compañía constante a los funcionarios públicos, les permite conocimiento y acciones vedados a los ciudadanos civiles.

No obstante, poco a poco, se ha ido reduciendo la impunidad y crece la sanción a mandos y oficiales involucrados con negociantes con el narcotráfico y matanzas en varios estados de la República, en tiempos pasados. Se reclama que lo propio ocurra con matones de milicia en tiempos frescos.

El 27 de septiembre la Procuraduría General de Justicia Militar inculpó abiertamente a los generales Francisco Quirós Hermosillo y a Arturo Acosta Chaparro Escapite de homicidio calificado en agravio de más de 140 presuntos...

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