Froylán M. López Narváez/ PRD: una izquierda incierta

AutorFroylán M. López Narváez

El listado de irregularidades, ilicitudes, inmoralidades, acusaciones y recusaciones en las elecciones internas del Partido de la Revolución Democrática, y que ayer martes no tenían conclusión plena, les ha hecho imputables de incapacidad actual para cimbrar una arquitectura política que anuncie una revolución democrática, comenzando por la propia casa.

La sensatez del senador Jesús Ortega propició, así sea a regañadientes y ante la evidencia de un margen de ganancia de Rosario Robles que impedía que se lanzase a una inconformidad de fondo, que estas elecciones interiores no fuesen un colapso derruidor de un empeño político que ha costado vidas, encarcelamientos, persecuciones y mil y un malentendidos. También ha sido importante que los grupúsculos que se lanzaron a ver qué ganaban y cómo se ubicaban en el río turbulento electoral, se conformaran, sin abandonar reclamaciones.

Las primeras noticias de los modos y saldos iniciales de las votaciones fueron deplorables en algunos lugares del país. Se supo pronto que en Hidalgo las violencias y los desacatos llegaron al punto de que era el caso cancelar allí los comicios o sus resultados. En Veracruz se decidió parcialmente lo mismo. Hubo quejas de violencias menores en Guerrero, Oaxaca, Yucatán, Tamaulipas y Puebla.

El flamante gobernador, tercer gobernador de estirpe cardenista, Lázaro Cárdenas Batel, perdió los estribos y aseguró que las elecciones en su territorio eran un "verdadero desastre". Urnas sin instalar, carencias y errores en el padrón electoral, las torpezas que menoscabaron las elecciones locales y nacionales. En Oaxaca se denunció usurpación de funcionarios de casillas, con agentes estudiantiles mercenarios de la Universidad Autónoma de Oaxaca. En más de un estado se anunció "rasura" del padrón.

Un día de estos se precisarán las iniquidades y las calumnias, los motivos y las sinrazones de los rijosos, los rateros electorales y los intereses tópicos de quienes buscan y buscaron títulos, posiciones oficiales en el PRD. Como en los demás partidos, tener representación formal posibilita negocios, defensorías, promociones, luchas sociales y luchitas personales.

Mal que bien, el PRD tipifica la izquierda y el izquierdismo más eminentes. El Partido de los Trabajadores es la otra organización que pugna y alardea en nombre de principios y valores tradicionales de una posición que fue roja y que ahora tiene un espectro que oscila entre el amarillo y el rosa frenesí y sin frenetismos.

Ya...

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