Froylán M. López Narváez / A Guerrerear

AutorFroylán M. López Narváez

Mucho está listo y antecedido para las elecciones en el estado de Guerrero el domingo próximo. La región es pródiga en riquezas y penurias. En campaña ajena y propia, el jefe del Gobierno de la capital mexicana aseveró que era el estado más pobre del país. Ahora, en la inmediatez, precedida por el asesinato de Régulo Cabrera Andrés, jefe regional del PRI en esa zona.

Antes, se eliminó de toda participación política, y quizás de vida sana para siempre, a Guillermo Sánchez Nava, representante del PRD ante el Instituto Electoral de Guerrero. Acusan al edil de Chilpancingo, al priista Héctor Astudillo, de involucramiento de la golpiza brutal que padeció el perredista.

A su vez, el dirigente estatal del PRI imputó responsabilidad criminal a Ángel Aguirre candidato de coalición opositora, negociada con el PRD, sobresalientemente. Acapulco es el epicentro de la violencia en el estado sureño. La presencia del narco es clave para determinar la causalidad allí de homicidios, secuestros, enfrentamientos mortales abundantes, constantes. En estos mismos días preelectorales se registran las muertes de cuatro personas, una menor de edad. Un hombre fue torturado y asesinado en Paso Limonero; en Atoyac, una persona más; en lucha contra un convoy militar perecieron tres agresores.

Seis narcomantas en Acapulco achacan a Genaro García Luna dirigir abuso contra la ciudadanía michoacana. Se apunta a Luis Cárdenas Palomino, jefe de la seguridad Regional de la Policía Federal, como protector de la delincuencia organizada.

Desde hace meses los contendientes y principales de sus partidos se arrojan vómitos verbales. Destaca el exabrupto viscoso de la senadora perredista Claudia Corichi, quien hizo ofertas a sus compañeros actuales, en lenguaje procaz usual en los políticos varones y machines. Por un saqueo telefónico se divulgó el alarde participativo de la zacatecana. También hay denuncia contra el gobierno del DF, por presunto desvío de recursos en auxilio de otro ex priista ahora cobijado en el izquierdismo electoral.

Como el miedo no anda en burro, y por si los moscos homicidas, el pastor de la bancada federal priista acuarteló a sus encaminados a refugiarse en un hotel de la inmodesta Zona Diamante. Como ya están grandecitos, les conminó a salvaguardarse en el hotel y trasladarse en el puerto en convoyes protegidos por la Policía Federal.

Ya dentro de un nepotismo fracturado, los...

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