Un funeral acorde

AutorFrancisco Morales V

Con la mano derecha, socarrón y galante, José Luis Cuevas se tuerce el bigote y mira a la cámara. En la fotografía, a perpetuidad, en ese blanco y negro, el "Gato Macho" sostiene la última de sus risotadas: la de la victoria.

Si uno se para al centro del vestíbulo del Palacio de Bellas de Artes el "Teatro Blanquito", como él se burlaba y mira hacia arriba, la gigantesca imagen en la que se ríe, colgada desde el primer piso, apenas deja ver el mural de Siqueiros, su eterno rival, que suele dominar la planta.

Al pilar de La Generación de la Ruptura le rinden un homenaje luctuoso en el epicentro del muralismo mexicano. El enfant terrible tomaba el templo por asalto.

Ante el micrófono de los discursos, Fernando González Gortázar dice que el que su amigo, fallecido el lunes a los 86 años, sea despedido entre adversarios no significa confrontación.

"Significa una sola cosa y ésta es importantísima: la continuidad de una cultura. Digamos que los muertos se reconcilian con los muertos, pero no sólo eso: se reconocen como parte de ese reloj gigantesco y siempre cambiante que es la cultura mexicana", dijo.

Para los vivos, sin embargo, reconciliarse es más difícil y, a veces, de plano imposible.

Horas atrás, mientras las cenizas de Cuevas viajaban en una carroza fúnebre de porte clásico hacia el Palacio, sus tres hijas, Ximena, María José y Mariana

quienes acusaban el secuestro de su padre por parte de su segunda esposa, Beatriz del Carmen Bazán, comenzaban, ellas también, la toma de Bellas Artes.

Para ese momento, las hostilidades ya habían sido declaradas: en el servicio funerario del que partió la carroza, una lista llevaba sus tres nombres bajo el membrete: "No tienen permitido el acceso".

Sobre Bazán, viuda de Cuevas, defendida hasta la muerte por su esposo, penden acusaciones de las tres hijas por mantener a su padre supuestamente incomunicado durante años, bajo condiciones de maltrato y prohibiéndoles las visitas.

El propio artista, por otro lado, las acusó a ellas de calumniar a la esposa. En 2013, ambas partes intercambiaron incluso demandas civiles.

Las tres Cuevas, junto a familiares y amigos, llegaron al recinto antes que Bazán, se distribuyeron por todo el espacio y esperaron. Una cámara semi profesional estaba lista entre los deudos para registrarlo todo.

Se abrieron las puertas del vestíbulo y, tras las cenizas, ingresaron la viuda, los titulares de las Secretarías de Cultura federal y local, María Cristina García

Cepeda y Eduardo...

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