Futbol: el juego infinito

¿Cuántas veces hemos visto partidos en los que tenemos la sensación de que se va a acabar el mundo? Como si de ese resultado dependiera el resto de nuestra vida. Lo esperamos con ansiedad, lo vivimos con tensión y, pase lo que pase al término del encuentro, nos queda una impresión de felicidad o infelicidad que parece definitiva. Parece. Porque, como si se tratara del festejo de un cumpleaños, cuando llega el final recogemos la mesa, guardamos la tarta que ha sobrado, fregamos la vajilla y hasta el próximo año. Pero el milagro del futbol es que entre partido y partido apenas hay siete o tres días. Las ilusiones renacen a una velocidad...

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