Gabriel Zaid / Ambiciones patrimoniales
Autor | Gabriel Zaid |
Keynes hizo ver la paradoja de que el ahorro, tan recomendable en lo personal, puede tener efectos sociales negativos. El que ahorra gana autonomía, está mejor preparado para afrontar imprevistos y puede aprovechar oportunidades que aparezcan después. Pero, si todos gastan menos y el ahorro no se invierte, la economía puede estancarse (Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, capítulo 7). Para evitarlo, el gasto público debe entrar al quite, transitoriamente, hasta que el espíritu empresarial canalice los ahorros a inversiones productivas.
Sucede algo semejante con las ambiciones de tener coche, casa y título profesional. Son perfectamente legítimas individualmente, pero generan problemas sociales a medida que se generalizan.
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Los automóviles empezaron como lujos construidos al gusto del cliente, uno por uno; como una casa de campo, como un yate. Ahora son un patrimonio al alcance de millones, y su adquisición sigue teniendo el aura de un avance personal, pero se han vuelto un problema social. En las calles congestionadas, las bicicletas (y a veces hasta los peatones) avanzan más y contaminan menos. A lo cual hay que sumar los problemas de estacionarse. Un automóvil requiere tres espacios, uno de tránsito y dos de estacionamiento (casa, trabajo): unos 100 metros cuadrados, que cuestan varias veces más que un automóvil.
La inversión total es de poco uso. A diferencia de los taxis que circulan continuamente, casi todos los coches pasan más tiempo estacionados que circulando. Y aunque están diseñados para correr tranquilamente a 120 kilómetros por hora, circulan a 12 en las calles congestionadas. No se usan la mayor parte del tiempo y, cuando se usan, avanzan al 10% de su potencial.
La contaminación del aire generada por un automóvil se disipa fácilmente en despoblado, pero se concentra en la ciudad y daña la salud. Los padecimientos asociables al esmog, más los accidentes de tránsito, más los daños resultantes del calentamiento global, matan más mexicanos que el crimen y el combate al crimen.
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La preferencia por una casa, aunque sea pequeña, hace que las ciudades se vuelvan más extensas y aumente el costo de las vialidades y servicios urbanos: tuberías de agua, drenaje y gas, líneas eléctricas y telefónicas. La mayor extensión genera tránsito adicional y aumenta el tiempo perdido en trasladarse. Dedicar una parte importante de la vida a esto es desperdiciarla, como si el tiempo no...
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