Gaceta del Ángel / ¡Hijos!

AutorGermán Dehesa

Dada mi edad, en mi diccionario no existe la palabra "veraneo". A mí jamás me llevaron a veranear, ni mucho menos, me patrocinaron un viaje de verano. Al principio de mis mortales años, porque las vacaciones eran en diciembre y enero y hace falta ser idiota para veranear en invierno. Hacia mi adolescencia vino el gran cambio en el calendario educativo, dizque para ajustarnos al calendario mundial (cosa que hasta la fecha todavía no logramos, especialmente en términos de calidad). El cambio nos llegó sin estar preparados para ello y sin tener el dinero para cancelar nuestras actividades, fueran éstas las que fueran, durante dos meses y largarnos a conocer en Europa unos cuadros que, de todos modos, ya conocíamos gracias a los cerillos "Clásicos de La Central". Todavía no nos habíamos ganado el privilegio de adentrarnos en las axilas de un alemán para ver a la Mona Lisa, o en el fulgurante sobaco de un francés para conocer "El Metro" de París. Llegaba el verano y nos dedicábamos a jugar en el parque más cercano, o a cometer en la casa las peores iniquidades. Yo recuerdo dos: una chica del servicio llamada Hospicia a la que mis primos y yo íbamos a enseñarle a volar y por nadita la aventamos de un tercer piso y una alfombra que incendiamos para que no se notara que con pintura Vinci blanca la habíamos habilitado como minicampo de béisbol. Eso hacíamos durante el verano y por eso siempre acabábamos de recaderos en la empresa de nuestro tío rico que nos ponía a trabajar cual bestias y nos pagaba con conejos Turín. Por todo esto que he dicho, comprenderán mi total solidaridad con mi cada vez más querido amigo Toquinho quien, en un momento de máxima inspiración, afirmó: si existe la reencarnación, yo quiero reencarnar en hijo mío.

Vean el espantoso caso del Bucles que obtuvo las calificaciones mínimas para no ser expelido de la escuela y del hogar y todavía se dio el lujo de presumirlas como un logro del tesón y del talento humano. Méndigo.

Bueno, pues el tal Bucles ya hizo un largo viaje por Rusia, un crucero por el Báltico; ya...

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