Genaro Lozano / La historia de Margarita

AutorGenaro Lozano

Margarita Zavala quiere ser presidenta de México. Así de contundente terminan las 187 páginas de su autobiografía de reciente publicación. Un buen intento por demostrar quién es ella, de dónde viene, qué piensa, pero un mal intento por decirnos qué propone para ese fin.

Margarita tiene un reconocimiento de nombre nacional. Fuera del PAN, su nombre es conocido porque fue la primera dama de México durante 6 años. Una primera dama reservada, tradicional, callada y no protagonista como sí lo fue Marta Sahagún. Muchos valoran a Margarita por ese rol, por la prudencia con la que se condujo, por atemperar el carácter de su marido. Yo no me cuento entre ellos, prefiero a primeras damas como Hillary Clinton y hasta como Marta, pero eso es otra historia.

Solo en las primeras 50 páginas de la historia de Margarita hay 70 referencias a la Biblia, la religión, la Pascua, los retiros, el Asunción, la Semana Santa, la pierna de cordero, un cura carmelita, la vida de Jesús, los diez mandamientos, la vida de oración, la Asociación Mexicana para la Superación Integral de la Familia, "una organización católica sencilla" y sobre su primer gran dilema de la vida: convertirse en monja o dedicarse a la política. La autora nos narra cómo luego de una plática con el padre Rafael Checa decidió dedicarse a la política "y con el tiempo por Felipe".

Su vida en la política transcurrió de la mano de figuras históricas del PAN como Luis H. Álvarez, Gómez Morin o Blanca Magrassi. Margarita despertó políticamente desde el activismo de su madre y lo consolidó en la Libre de Derecho, donde tuvo de compañeros a Claudio X. González y a Felipe Calderón. El terremoto del 85 la activó y hasta limpió baños en la Basílica para apoyar a víctimas de la explosión en San Juanico, en 1984.

Zavala creció en un país gobernado por el autoritarismo del PRI, por un partido que se robaba elecciones y esto la indignó. En el PAN trabajó defendiendo la participación política de la mujer, un tema por el que la reconocen en su partido. Y narra cómo fue a la histórica Conferencia de Beijing en 1995 con una delegación de mujeres feministas, pero sobre el derecho a decidir solo da nota de un debate que tuvo con Marta Lamas.

De su trabajo como...

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