Genera nostalgia juguete artesanal

AutorFrancisco Morales V.

Más de un adulto suspira frente a los baleros. Otros pasan largo rato mirando los camioncitos de cartón, como queriéndolos rodar; le sonríen a las muñecas de trapo o se aguantan las ganas de hacer girar las perinolas.

La exposición Trompos, muñecas y papalotes. El juguete popular en el arte y en la vida cotidiana, montada en el Museo Nacional de Culturas Populares en el marco del Día del Niño, genera una atmósfera particular de nostalgia y asombro.

"El juguete popular ha sido parte de nuestra infancia e, históricamente, un representante significativo de nuestra cultura", definió Fernanda Matos, curadora de la muestra, en el acto inaugural de la exposición.

Abierta al público desde el sábado, la exposición reúne un acervo de más de 250 piezas, provenientes de colecciones públicas y privadas, que muestran la excepcional hechura del juguete mexicano y, a modo de espejo, la forma en la que los artistas plásticos del País los han representado.

"El juguete en manos del niño cobra vida y lo hace sumergirse en un mundo donde el tiempo y el espacio cambian su dimensión. De igual forma, el artista, al representarlo, cambia su sentido y nos ofrece una ventana para asomarnos a nuevos universos donde se funden el recuerdo y la emoción", abundó Matos.

Así, los candeleros, mulitas, sonajas, nacimientos, diablitos, títeres, máscaras, toritos, matracas, chintetes, maquetas y trompos, entre muchos más, son reinterpretados por...

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