Génesis de un legado

AutorAbraham Zabludovsky

Este trabajo se inició hace nueve años, cuando Rufino Tamayo nos encargó el proyecto de un museo para albergar la colección de arte contemporáneo, pintura, escultura, tapiz y grabado que durante toda su vida había reunido y sigue reuniendo. La ocasión era muy interesante. Por una parte, se trataba de diseñar un edificio para un conjunto de más de 200 obras de arte moderno; por otra, se trataba de una construcción en el Bosque de Chapultepec, ya que Tamayo donaba su colección con la condición de que el edificio se ubicara en esa área. Estaba convencido de que cualquier otra localización no garantizaba una asistencia nutrida y popular a la nueva institución.

La posición de Tamayo era correcta: el grado de desarrollo cultural de la población y las condiciones de transporte de la Ciudad de México conducen a que los establecimientos culturales deban ubicarse en los lugares en que la población tiene su esparcimiento, para que la visita al museo sea un viaje asociado a él. El Museo de Antropología e Historia y el de Arte Moderno comprueban lo anterior con su elevado número de visitantes. El Museo Carrillo Gil, que tiene una colección interesante y buena promoción, consigue muy bajas asistencias, no obstante que se ubica en un punto accesible en la ciudad. En síntesis, se requiere que los establecimientos culturales se ubiquen en donde la gente acude y depende de tiempo libre. Eso mismo sucedía en Norteamérica a fines del siglo pasado y principios de éste, cuando se realizaron los grandes museos y bibliotecas de este país, con la construcción del MET en el Central Park de Nueva York, del museo de Filadelfia y el de Washington en el Mall. Los museos se asociaron a los lugares de esparcimiento de la población.

En la actualidad, el bosque cuenta -junto con el de Rufino Tamayo- con un total de ocho museos. Las críticas salidas en la prensa en contra del Museo Tamayo han tenido una visión estrecha: no han tomado en cuenta que los museos en general ocupan una fracción ínfima del suelo del bosque y que funcionan como el equipamiento cultural del mismo. Tampoco han reparado que cualquiera de las obras viales realizadas dentro del bosque han suprimido áreas verdes equivalentes a la superficie de 20 ó 30 museos. Esas críticas fueron, tal vez, las que impidieron que la obra se realizara en el sexenio pasado.

Todo el mundo aconsejaba a Rufino y Olga Tamayo que abandonaran la idea de ubicarlo en el bosque. Se sugería el Pedregal, la tercera sección del propio...

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