Genio y Figura / Mamás: 'Cerrado por inventario'

AutorGaby Vargas

-Abuela, me duele la panza...

-Mira, cierra los ojos; trae las estrellas del cielo a tus manos y con ellas frótate muy bien el estómago; cuando los abras, verás que el dolor se habrá ido-, la abuela observa, con ternura, el fervor de su nieta al obedecer.

Esto que Angélica Luna Parra vive con su nieta de 11años, es lo que podríamos llamar un "momento mágico". Esos que atrapamos en instantes y que forman la VIDA.

Es cierto, las mujeres somos grandes alquimistas. Podemos convertir lo ordinario en milagroso. Ese es nuestro poder.

Desde el inicio de los tiempos, las mujeres estamos, genética y psicológicamente, programadas para crear, dar y nutrir.

Sabemos cuando nuestro bebé ya va a llorar. Sabemos detectar lo que una persona necesita, antes de que ella misma lo sepa. Sabemos cuando nuestros esposos necesitan relajarse. Si alguien estornuda, ofrecemos un pañuelo. Si alguien está enojado, ofrecemos una sonrisa.

Somos capaces de hacer lo que sea para hacer felices a quien amamos. Nos gusta complacer, en especial, si somos mamás.

El problema surge cuando nos convertimos en complacedoras profesionales. Cuando nos olvidamos de nosotras mismas. Cuando no nos damos el tiempo y la oportunidad de darnos gusto, de apapacharnos.

Para las mujeres, vivir esos momentos "mágicos" es un asunto de sobrevivencia psicológica y espiritual. De otra manera, todas las tareas y aquellos que nos necesitan, terminan por secarnos.

Necesitamos momentos "mágicos" de descanso, de soledad, de diversión, de reflexión; darnos por lo menos una hora, aunque sea cinco minutos al día, sólo a nosotras mismas. Necesitamos recargar el espíritu para poder seguir dando sin resentimiento y sin llegar al borde del desmayo. Necesitamos silencio. Necesitamos escuchar nuestro corazón por un rato, ningún otro. Sí, ser un poco egoístas. Sin culpa...

¡Qué difícil! ¿Por qué nos incomoda tanto darnos gusto? Sentimos que, al hacerlo, abandonamos a todo el mundo: al marido, a los hijos, al perro o a la amiga...

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