Genio y Figura/ S.O.S.

AutorGaby Vargas

"Que tu paso por este mundo colabore a dejarlo mejor de cómo lo encontraste". Me confronta esta frase que leo escrita en la pared de una escuela rural mientras excursionamos en el campo. Una escuela en medio de la nada, cuyas casitas más cercanas quedan a por lo menos media hora de camino. Pienso en el esfuerzo de los niños que vienen hasta aquí. Familia y amigos disfrutamos una mañana de la tranquilidad del campo. A nuestro regreso a la casa, los encabezados del periódico que anuncian las catástrofes bélicas y el miedo que se siembra ante la amenaza del ántrax contrastan enormemente. Los hijos de mis amigos, de ocho y 10 años comienzan a hacer preguntas de la situación y las imágenes difundidas, del bioterrorismo, de las falsas alarmas, de los bombardéos y de niños afganos moribundos en el hospital que no comprenden.

La frase que más escuchan de los anunciadores de desgracias y de coleccionistas de horrores es: ¿qué irá a parar todo esto? ¿Se formará la tercera guerra mundial? Sin darnos cuenta de la zozobra que en ellos provoca. Una señal de S.O.S. llega a nuestras conciencias.

¿Cómo explicarle al niño que no le pasará nada a su papá el lunes que tiene que volar a Monterrey?, ¿que las cartas que llegan a su casa difícilmente vendrán contaminadas? y ¿que no le pasará nada cuando vaya al dentista que se encuentra en el piso 10 de un edificio? Para mí, el mayor peligro no está en que nos invada por equivocación un misil dirigido a Afganistán o a nuestro país vecino, o que un talibán suicida estrelle un avión contra la Torre Latinoamericana, o que las cartas nos invadan de esporas.

El mayor peligro está en sembrar en las conciencias de nuestros hijos que el enemigo está en cualquier lado. La amenaza y el miedo a la amenaza. En que en ellos se anide la semilla del temor y la desconfianza hacia los seres humanos, porque su mente no logra racionalizar lo que a los adultos nos cuesta trabajo entender. Hoy desconfiamos de todo el mundo y quizá no nos damos cuenta que al cerrar materialmente nuestras puertas con miles de llaves y cerrojos, estamos también cerrando el corazón, incluso con la gente que nos rodea. Esto, aunado a esas frases que los adultos solemos decir al azar como: piensa mal y acertarás, o no seas ingenuo, qué no ves que te están viendo la cara no confíes en nadie..., no le des pan a esa persona, no salgas solo, son la verdadera amenaza que debemos atender.

A todos nos indigna pensar cómo la crueldad de unos pocos es capaz de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR