Genio y figura / Entre más dulce tu comida, más amarga tu vejez

AutorGaby Vargas

En nutrición, como en todo, hay modas. Un día se habla de determinada dieta como la mejor, para que en pocos meses, otra más efectiva la sustituya. Así pasamos de corriente en corriente en busca de la receta ideal para bajar de peso.

A pesar de la variedad de opciones en este campo, hay un enemigo que todos -nutriólogos, científicos, médicos alópatas y alternativos, naturistas, etcétera- señalan siempre: el azúcar. Y me refiero al azúcar que agregamos a los alimentos.

Sí, este tipo de azúcar no sólo es la causante de enfermedades que hoy se consideran casi epidemias -desde obesidad, diabetes hasta padecimientos del corazón-, sino de otras tantas que jamás relacionarías con este inocente polvito blanco, como: hiperactividad, déficit de atención, infección vaginal, crecimiento del hígado y riñones, aumento del ácido úrico en la sangre, desórdenes emocionales y mentales; sin contar con el deterioro y el envejecimiento prematuro.

La base de este diminuto demonio en su forma más pura es el jugo de la caña. Una planta benigna, ¿no? Y lo es, si la ingerimos con moderación y en su forma menos procesada. Sin embargo, para su refinamiento todas las enzimas, fibras, vitaminas y minerales se destruyen.

¿Sabías que esta gran seductora es más adictiva que la morfina y la cocaína? La fuerza de la adicción al dulce se demostró en un experimento realizado con ratas en el laboratorio del Connecticut College; cuando los roedores podían elegir entre cocaína y azúcar, la mayoría eligió lo segundo, incluso en ratas que antes habían probado la cocaína. Y cuando de repente se les retiró el azúcar por completo, sufrieron de síntomas de supresión como ansiedad y temblorina: se habían convertido dependientes químicamente.

Si el azúcar es una droga, como afirman Donna Cunningham y Andrew Ramer en su libro "Further Dimensions of Healing Addictions", quizá no altere tu conciencia de una manera obvia e inmediata como el alcohol o las pastillas, pero produce cambios en el estado físico, emocional, mental y espiritual. Y, como cualquier otra...

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