Gerardo de la Concha/ El gato en la guerra

AutorGerardo de la Concha

La foto, tomada en un campo de refugiados y perdida en las páginas del periódico, oscila entre el patetismo y la ternura. La circunstancia compartida por la niña y el gato es evidentemente amarga, pero la gracia refulge y conmueve.

Es la guerra, así sea lejana, la que por contraste nos viene a recordar que la gracia está ahí y sobrevive invicta con toda la fuerza de su inocencia y toda la profundidad de la verdadera trascendencia.

Recuerdo el relato de una checa sobreviviente de un campo de concentración alemán de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta ella que un buen día se presentó en la barraca de las prisioneras un gato. Quizás como un recuerdo de tiempos domésticos más felices, todas ellas se disputaban cargarlo, abrazarlo, consentirlo. El gato, muy caballerosamente, comenzó a irse de caza para traerles ratones que ellas cocinaban a escondidas. Llegó el día de la liberación del campo y el gato se extravió. Les había dado sin embargo un amor que les levantó el ánimo y les ayudó a soportar el círculo de atrocidad y muerte que las rodeaba. Esta checa, cuarenta años después, estaba segura que ese gato había sido la presencia de un ángel.

Por su parte, Luis Ferdinand Céline, el panfletario odioso y el novelista genial, iba siempre acompañado de su gato en su periplo delirante al final de la Segunda Guerra. Belbert, ése era el nombre del gato de Céline, sacaba...

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