Germán Martínez Cázares / Morelos, Margarita, ¿traición?

AutorGermán Martínez Cázares

¿El cura José María Morelos al final de su vida se achicó?, ¿su enemigo, el virrey Calleja, logró acobardarlo?, ¿se retractó de sus ideas?, ¿El Siervo traicionó a la Nación?; ahora bien, ¿un político moderno puede mudar de opinión?, ¿un dirigente puede renegar de sus ideas y compañeros de partido?, ¿Margarita Zavala puede abandonar al PAN para buscar la Presidencia como candidata independiente?

Exactamente hoy hace dos siglos, Morelos estaba preso en una mazmorra en la capital del Virreinato de la Nueva España a punto de morir. Calleja firmó su sentencia de muerte el 20 de diciembre de 1815, el 21 se la comunicó su captor, carcelero y verdugo Manuel de la Concha, y el 22 salió de la celda custodiado, con grilletes en los pies, y se enfiló rumbo al norte de la ciudad; pasó cerca de la Basílica de Guadalupe, y como a las tres de la tarde, después de leer el culposo Salmo 51 (¡Piedad de mí, Señor... contra ti, contra ti solo pequé!), el cura de Carácuaro se vendó los ojos, se arrodilló en el suelo de San Cristóbal Ecatepec, y mientras retumbaba la aterradora música de los tambores del pelotón realista, recibió dos descargas de balas. Su sepultura cobijó el cuerpo del "hombre más extraordinario que había producido la revolución de Nueva España" (Lucas Alamán).

Morelos entró al penal juzgado y humillado por los tribunales eclesiástico y civil, y degradado de su sacerdocio en una ceremonia terrorífica que nunca se había celebrado en México. En esos días, de hace doscientos años, lo imagino pensativo, ¿triste?, melancólico por sus victorias, Cuautla, Oaxaca o Tixtla rescatada por Ignacio M. Altamirano; pero también debieron resonar en su celda las estentóreas derrotas de Valladolid y Puruarán, a manos de su paisano Agustín de Iturbide. ¿Estaría arrepentido de emprender esa última y penosa expedición llena de intrigas, espías y delaciones, para trasladar al Congreso de Anáhuac desde Uruapan a Puebla? Seguramente, en ese cautiverio recordó al fiel Mariano Matamoros, y a su hijo, futuro presidente de México, Juan N. Almonte. Quizá fantaseó con la milagrosa ayuda solicitada en carta personal al presidente de Estados Unidos, James Madison; o tal vez imploró, junto a su confesor el padre Salazar, la intercesión de la Virgen de la Salud de Pátzcuaro. Pero la pregunta clave es: ¿Morelos se retractó de sus ideas de libertad, soberanía e independencia nacionales, plasmadas en los Sentimientos de la Nación y en la Constitución de Apatzingán?

Los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR