Germán Martínez Cázares / ¡Sí a los spots de AMLO!

AutorGermán Martínez Cázares

¡Carajo! ¡Claro que sí! ¡Una sociedad democrática no puede ni debe censurar a nadie en radio y televisión! Primero, por una convicción profunda a favor del ejercicio pleno de ese elemental derecho a la libre expresión de todas las personas; segundo, porque ¡ya basta! de fomentar la cultura prohibicionista en materia electoral, tan estúpida como inútil, que sólo ha multiplicado una burocracia administrativa, donde ¡hasta nuevo edificio requieren!; y, tercero, porque los adversarios de AMLO, después de tantos años, deberían aprender la lección: victimizarlo es empoderarlo. ¿Acaso ya olvidamos el famoso proceso de desafuero en 2005? Yo no. Entonces fui diputado federal y voté a favor.

Ahora, el presidente de Morena, al margen de estar o no de acuerdo con sus puntos de vista y oferta política, corrige estratégicamente sus errores del pasado. Edulcora su punzante crítica antiempresarial, para mandar un mensaje de confianza al libre mercado; también acudió al Vaticano a tomarse una foto con el Papa Francisco, para evitar la crítica de intolerante; después afeitó el discurso antinorteamericano al compararse con el presidente Roosevelt y, para que no digan que no tiene propuestas, hasta quiere construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en la base militar de Santa Lucía. ¿A esa táctica y cálculo puro y duro, sus adversarios responden sólo con la censura en televisión? No me parece inteligente la medida. Y la veo inservible.

El origen del problema está, debemos admitirlo ya, en las reformas electorales de 2007 y 2013. Fueron trampas en las que cayeron sus propios autores. Ocurrencias de ocasión que terminaron en enredos malsanos para nuestra vida cívica. Las modificaciones de 2013 intentaron controlar a los gobernadores. Las de 2007 buscaron congraciarse con el perdedor. Ninguna logró su objetivo. Ni las de Peña Nieto le "amarraron las manos" a los gobernantes (allí está la contundente prueba de Colima); ni las reformas electorales de tiempos de Calderón lograron apaciguar a López Obrador y los suyos. En cambio, esas normas nos dejaron la secuela sufrida en este momento: sobre-reglamentación electoral, más árbitro en la competencia por el poder, y menos espacios de libertad en radio y televisión.

En 2007 los spots de tele salieron del comercio, con el argumento falaz de que los "ricos" compraron segmentos en televisión para manipular al pueblo a...

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