GLOSAS MARGINALES / Una nota sobre el Buen Fin, y una queja

AutorEverardo Elizondo

Leí recientemente, en la prensa diaria, diversas opiniones críticas sobre el Buen Fin. Luego, a manera de mortificación personal, preparé una lista informal de malos entendidos. Resultó larga. El desconocimiento de la naturaleza, operación y consecuencias del mercado, como institución económica, es muy preocupante.

A juzgar por la respuesta de los consumidores, el Buen Fin ha sido una buena idea. Una parte de las críticas que ha recibido el programa consiste en considerarlo un impulsor de un consumo "exagerado", "enajenado". Pero, ¿qué "dicen" las cifras al respecto?

El Buen Fin se inició en noviembre de 2011. Si de entonces hasta 2017 se compara el crecimiento mensual de las ventas de enseres domésticos y similares, en cada noviembre con respecto a octubre, se nota una diferencia positiva. Ahora bien, es importante notar que, según las cuentas nacionales, la proporción que representa el consumo privado dentro del PIB venía descendiendo en forma significativa a partir de 2004. La tendencia no cambió a lo largo de los cuatro años que siguieron a la creación del Buen Fin. Finalmente, en el bienio más reciente ha mostrado un repunte --que no se puede calificar de espectacular, como se puede apreciar en la gráfica--. Así pues, los números no avalan las preocupaciones de los críticos.

(Ver gráfico)

Una línea de censura, más "refinada" y de corte moralista, es calificar de "consumismo" todo lo que no corresponde a un cierto patrón de gasto, presumiblemente austero, racional, moderado o cualquier otro adjetivo que escoja el crítico. El problema con tal enfoque es su subjetividad. Por ejemplo, yo tengo al menos unos 100 discos con música de Mozart. Supongo que a un fan de Juan Gabriel tal cosa le parecerá consumista (o, peor aún, fifí)... aunque su colección correspondiente sea también centenaria. Muy bien, somos diferentes. ¿Quién de los dos tiene razón? ¿Según quién?

Otros críticos del Buen Fin centran sus ataques en "el afán de provecho personal" que mueve a los participantes en la economía de mercado. Así es: el consumidor quiere aumentar su bienestar, y el empresario quiere obtener una ganancia. So what?

En cuanto a motivaciones respecta, el ansia de fama, de poder, de reconocimiento profesional, son sólo variantes de la búsqueda del interés propio, aunque se disfracen. Presumir de buenas intenciones en lo personal, y atribuir a otros designios vulgares o incluso perversos, no pasa en muchos casos de ser una falta de introspección. La vanidad...

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