GLOSAS MARGINALES / The Wisdom of Money
| Autor | Everardo Elizondo |
Mission, Texas, no es precisamente Nueva York, pero cuenta con una buena sucursal de Barnes & Noble. Curioseando estantes, ahí me topé en días pasados con un librito (236 pp.) de título atractivo: The Wisdom of Money (Harvard University Press, 2017). Lo compré. Su autor es Pascal Bruckner. La solapa del libro dice que Bruckner es "un eminente novelista, filósofo y crítico". Consulté luego con un amigo, sociólogo, y me informó que Bruckner es un filósofo francés peculiar: no repudia el capitalismo.
Desde el punto de vista literario, The Wisdom... resultó una buena compra. La prosa es elegante, erudita y provocativa. El texto se divide en diez capítulos, más una introducción y una conclusión. Los nombres de todos son ingeniosos y reveladores. Por ejemplo, el primero se llama "El excremento del diablo" -una frase utilizada hace no mucho por el Papa Francisco-. El cuarto es "América, o el dinero espiritual". El octavo, "¿Deben ser rehabilitados los valores burgueses?" Y así por el estilo.
Algunas de las ideas económicas expresadas por Bruckner no son originales, pero están debidamente atribuidas y son pertinentes. Por ejemplo, Bruckner se ocupa, sin rubores sentimentales, de la conexión entre el matrimonio y las consideraciones pecuniarias. Gary Becker, un economista estadounidense, autor de la noción de "capital humano", hizo lo mismo allá por 1964, aplicando las herramientas del análisis económico no sólo al matrimonio sino también a la educación, la discriminación, el crimen, etc.
The Wisdom... contiene varias enseñanzas destacables pero, en lo personal, me quedo con dos: 1.- los males atribuidos al dinero no son otra cosa que expresiones de los perennes vicios propios de la naturaleza humana; y, 2.- un parte considerable de las críticas al respecto son, a fin de cuentas, pura pose.
En estricto sentido, el título de la obra debería ser The Wisdom of Wealth. Bruckner usa como sinónimos las palabras "riqueza", "ingreso" y "dinero". Pero no lo son. Por buenas razones, los economistas distinguen entre las tres, cuando menos en los casos en que hablan o escriben con algún cuidado.
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La riqueza de un individuo es la suma del valor neto de sus activos, cualquiera que sea la forma que tengan. Los activos pueden ser acciones, bonos, bienes raíces, depósitos bancarios, obras de arte, joyas, etc. Y sí, por supuesto, la lista incluye el dinero en efectivo. Con tal relación, quizá...
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