GLOSAS MARGINALES / Normalización a la vista

AutorEverardo Elizondo

Una de las principales fuerzas impulsoras del crecimiento económico y, entonces, del aumento del bienestar de la población, es la acumulación de capital físico y humano. El capital físico es la cantidad de maquinaria, equipo, edificios, carreteras, puertos, etc. con que cuenta una economía. El capital humano consiste en la educación, las habilidades y la salud de su población. El capital se acumula mediante la inversión. La inversión, a su vez, depende de los diversos factores económicos que perciben los que toman las decisiones. Uno de ellos es la tasa de interés, sobre todo la de largo plazo -el costo del crédito-. Estas obviedades son relevantes al tratar de entender uno de los debates económicos actuales más importantes: el futuro de la política monetaria de Estados Unidos.

Por estos días, la tasa de interés nominal de un bono del Tesoro estadounidense, con vencimiento a cinco años, se ubica en algo así como 1.7 por ciento. Un bono emitido por una empresa privada, de poco riesgo, conlleva una tasa un poco más alta. Un par de años atrás, las tasas correspondientes eran más o menos la mitad de las citadas. Lo extraordinario de tal situación puede apreciarse considerando que las tasas referidas eran del orden de 5 por ciento allá por 2007, un poco antes del inicio de la Gran Recesión. De hecho, a lo largo de las tres décadas más recientes, la tendencia general de las tasas ha sido a la baja. Al arranque del decenio de los ochenta la tasa de cinco años se acercó al ¡16 por ciento!, producto de una inflación muy alta y de los esfuerzos por abatirla del legendario Paul Volcker, entonces cabeza del Fed, por medio de una política monetaria muy restrictiva.

La reducción del costo de crédito, observada durante el pasado quinquenio, ha sido consecuencia de las acciones del Fed frente a la crisis. Primero, manipulando una tasa de interés de muy corto plazo, la llamada fed funds, y, luego, comprando cantidades masivas de valores, pagando por ellos con creación de dinero. Esto ha sido calificado, con razón, como una política monetaria hiper-expansiva. La intención era, y es, entre otras cosas, inyectar liquidez en la economía para estimular la inversión productiva, la que crea empleos sostenibles de veras. También ha reducido en forma abrupta la carga financiera del principal deudor en la economía: el Gobierno federal, con el indudable agradecimiento del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR