Grano en femenino

AutorJosé Arrieta

Considerado un trabajo arduo, en el que la fuerza masculina es necesaria, el cultivo del café ha relegado tradicionalmente a la mujer en el campo. Sin embargo, esta situación comienza a cambiar.

Agricultoras, baristas, sommelieres y altas directivas en empresas de renombre internacional marcan una pauta que abre puertas a nuevas sensibilidades en la industria.

"Creo que la inclusión de mujeres en el café ayuda a tener un sentido más social, de comunidad", expresa Stéphanie Corno-Bal, directora de marketing de Nespresso, con diez años de experiencia en la firma.

Su dedicación y esfuerzo no sólo ha permitido el desarrollo de sus propios proyectos y fincas: también ha servido de inspiración a otros cafeticultores que, siguiendo sus pasos, han incrementado la calidad en su producción, al tiempo de conseguir pagos más justos y mejorar su calidad de vida.

"Como mujer, tienes que demostrar constantemente tu fuerza y tu valía", apunta Pastora Caballero, cafeticultora de Tepatlaxco, Veracruz, afiliada al programa Nespresso AAA y ganadora de un reconocimiento otorgado por la firma suiza.

PASTORA CABALLERO

MÚSICA DEL CAMPO

"Tepatlaxco se está pintando de negro, es señal que va a llover. Es señal del aguacero, el café ya va a crecer". Como si se tratara de un corrido, mediante sus notas la cafeticultora Pastora Caballero cuenta su historia.

Originaria del municipio veracruzana de Tepatlaxco, a unos kilómetros de Córdoba, es la líder de Siete Caballeros, finca galardonada por Nespresso por la calidad de su grano.

En la zona hay 38 mujeres al frente de fincas similares, quienes reciben cursos por parte de la multinacional para mejorar su producción bajo estándares sustentables.

"Estoy encantada de ver por fin a las mujeres dar un paso al frente: son firmes, determinadas y, cuando se proponen algo, lo consiguen", señala Caballero.

Pastora es la representante de la segunda generación de cafeticultores que han logrado cultivar con éxito granos de calidad contrastada.

"Mi madre vino desde Italia cuando tenía 15 años. A finales del siglo 19, el Gobierno mexicano impulsó una ola de inmigración. Nos dieron algunas tierras y una vaca. Mi familia se especializó en el café", detalla.

Aunque creció entre cafetales, Pastora se resignó a callar sus conocimientos luego de contraer nupcias.

"Cuando me casé, mi marido no me dejaba enseñarle lo que sabía, era muy testarudo y no quería a una mujer en su negocio. Murió cuando yo tenía 42 años, poco después de fallecer una...

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