Guadalupe Loaeza/ Amor entre amazonas

AutorGuadalupe Loaeza

La semana pasada y gracias a la revista norteamericana Talk (octubre, 2000), les presentamos en este mismo espacio a un personaje sumamente controvertido, no nada más por su personalidad y talento como guionista del Hollywood de los 30, sino como una mujer que despertaba tórridas pasiones entre las actrices más cotizadas de esos tiempos. Ella se llamaba Mercedes de Acosta. Escuchemos cómo la describe, María, la hija de Marlene Dietrich, la cual, naturalmente, también fue su amante, su confidente, hasta convertirse casi, casi en su hermana sentimental.

"Mercedes de Acosta parecía un Drácula español. Cuerpo de muchacho, pelo azabache muy corto y pegado a la cabeza, cara blanca como el yeso y ojos negros, hundidos y sombreados. Su aire de misterio o muerte inminente por tuberculosis debía de resultar atractivo para el carácter romántico de mi madre. Era célebre no tanto por su habilidad de guionista como por ser amante de Greta Garbo. También se ufanaba de haber atendido a la Duse. Mi madre me dijo que la había encontrado llorando en la cocina durante una fiesta en casa de los Thalberg. La Garbo había vuelto a mostrarse cruel con esta dolorida dama latina. ¿Y qué podría hacer la Dietrich más que tratar de consolarla y animarla? Aquel encuentro en la cocina tuvo muchas versiones, pero todas tenían el mismo final: 'la sueca cruel', era sustituida por la 'luminosa aristócrata alemana'. Mi madre menciona aquella primera conversación en una carta a mi padre", escribió María, en la página 158 del libro Marlene Dietrich, por su hija María Riva (Editorial Plaza y Janés).

En efecto, la Dietrich se queja de su excéntrica amiga española con el que todavía era su marido: "Papilein: He vuelto a ver a Mercedes de Acosta. Al parecer, la Garbo la hace sufrir no sólo por lo mucho que corretea, que por cierto es la causa de que ahora esté en el hospital con gonorrea, sino porque, además, es de esas personas que cuentan los terrones de azúcar, para estar segura de que la criada no roba o no come demasiado bien. Me da pena Mercedes. Tenía la cara muy blanca y delgada y parecía estar tan sola como yo y no muy bien de salud. Me sentí atraída y le llevé a su casa un ramo de nardos. Le dije que yo le prepararía platos maravillosos para que pronto estuviera sana y fuerte".

Es cierto que entonces Mercedes estaba obsesionada con Greta, como lo había estado con Marlene. En la primera época en que la protagonista de El ángel azul se fue a vivir, con su única hija, a...

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