Guadalupe Loaeza / Cero grados

AutorGuadalupe Loaeza

Desde que llegué a París, el termómetro no ha subido de cero grados. Brilla el sol pero no calienta, sin embargo y a pesar del intenso frío ayer fui a buscar a Tomás al kínder. Helada como estaba le puse su gorro y sus guantes. Una vez que acomodé sus deditos, en cada uno de los 10 dedos tejidos en lana, me dispuse a empujar su carrito. Pero por más que intentaba hacerlo con cierta gracia y agilidad, tal como observaba que lo hacían las otras mamás, no podía. No me sorprendió. Habían transcurrido 25 años desde la última vez que había ejecutado este tipo de tareas. Por otro lado, hay que decir con justa verdad que así como la abuela cuenta en su haber con un alto kilometraje, también lo tiene el carrito: sus ruedas ya no son nuevas y los amortiguadores están por los suelos. No obstante nos encaminamos Tomás y yo, felices de la vida, por varias callecitas desconocidas por mí hasta entonces. Durante el trayecto, no pude evitar recordar la época en que era estudiante y vivía en París. Para ganar un poco de dinero, hacía lo que se llama baby sitting, es decir, cuidaba y paseaba niños por 3.50 francos la hora. Ahora varios de estos niños seguramente tienen más de 40 años y lo más probable es que a su vez paguen muchos euros para que estudiantes extranjeras cuiden a sus hijos.

En el camino compré los periódicos. No es que Tomás y yo no tengamos conversación. Al contrario, cuando estamos juntos no dejamos de platicar que si María, su nueva hermanita de apenas unas semanas de nacida se parece mucho a él; que si King Kong estaba efectivamente enamorado de Ana y que si los "dinos" (dinosaurios) habían sido los animales más destructivos del planeta tierra. Lo que sucede es que me gusta comentarle las noticias que leo en los diarios franceses. Aunque nada más tiene 3 años, tiene una enorme capacidad de concentración y me he fijado que todo le interesa. Después de habernos instalado, con nuestra respectiva charola, en una de las tantas mesas del McDonald's de la Rue Saint Pierre, le comenté una súper exclusiva que acababa de leer. "Fíjate Tomás, que se filtró en el periódico Le Monde que el Louvre, prestará al High Museum of Art d'Atlanta en Estados Unidos, las 185 obras de arte más importantes del museo en las que se encuentran pinturas de Raphael, Murillo, Rembrandt y Fragonard entre muchas, a cambio de 13 millones de euros, que reunieron gracias al aporte que hizo la asociación "American Friends of the Louvre". Y claro, los franceses están furiosos...

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