Guadalupe Loaeza / ¿Despistada?

AutorGuadalupe Loaeza

Quien anda bien despistada es mi amiga Sofía. Ella que se ufana de tener un olfato político a prueba de fuego, desde que "destaparon" a José Antonio Meade como precandidato del PRI a la Presidencia, dice encontrarse profundamente confundida. Una vez que el ex secretario de Hacienda anunció su precandidatura, comenzó a enviar varios tuits entre sus amigos y seguidores felicitándose por lo que para ella era una espléndida noticia. Nunca lo hubiera hecho: "Elogiar así a Meade es un acto de ingenuidad, irresponsable e impermisible frente al partido que lo respalda". "Urge mandar a esta señora a un asilo, ya perdió la memoria". "Apoyar a Meade, es apoyar a su partido corrupto". "Es usted una cínica e inconsciente, ¿qué no se da cuenta cómo está el país?". "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. El PRI disfrazado de Meade". "Me sorprende de ti, tú que siempre has votado por la izquierda, y jamás por el PRI. ¿Qué te pasa?". Por más que Sofía intentaba explicarles a sus seguidores las razones por las que encontraba a Meade el mejor candidato, más recibía mensajes negativos y hasta insultantes. "Si votaría por Meade, es precisamente porque no es del PRI y porque es el más competitivo y el más experimentado. Esta vez sí voy a votar por la persona, mas no por el partido", respondía a cada tuit procurando ser clara y precisa. En realidad no le preocupaba mucho lo que le reprochaban las redes sociales. "Para los tuiteros no se vale hablar bien de nadie. Apoye al precandidato que apoye, igual me insultarían. Sobre todo con esta elección donde las voces se irán radicalizando de más en más", pensaba.

Por la noche de ese día, Sofía miró en la tele varios programas de análisis políticos, prácticamente todos los politólogos que participaban en ellos coincidían en que el "destape" del PRI había sido con los mismos viejos rituales, los cuales recordaban mucho los viejos tiempos dinosáuricos, era la misma "liturgia". Cada uno de estos comentarios la despistaban de más en más. A pesar de que Sofía estaba consciente de todos los negativos del partido tricolor, le dolía que su precandidato con tantos atributos fuera, en efecto, apoyado por el PRI que siempre había odiado, el mismo que había llevado a su país al despeñadero. Sabía que el 65% de los mexicanos se declaraba antipriista, sabía que la mitad de la población, el 52%...

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