Guadalupe Loaeza / Una voz fresca

AutorGuadalupe Loaeza

El tumulto que se arremolinó ayer en el vestíbulo del Teatro Principal del Centro Cultural Nuevo Laredo alrededor de Margarita Zavala era impresionante. Afortunadamente Margarita llegó una media hora antes de que iniciara su participación en el marco de conferencias "Mujeres y política; una asignatura pendiente", organizadas por el Instituto de la Mujer dirigido por Ninfa Cantú; de este modo pudo retratarse con centenas de señoras que se empujaban entre sí para acercarse aún más por quien seguramente votarán con los ojos cerrados para las próximas elecciones del 2018. Es cierto, todavía Zavala no es oficialmente candidata y, sin embargo, como si lo fuera; es tal la necesidad y el anhelo de millones de mujeres por ver llegar por primera vez a la Presidencia a una mujer, que muchas de ellas ya tienen su voto decidido: Margarita Zavala.

Eran tantas las personas eufóricas e impacientes que se apiñaban en la entrada del teatro que hubo que esperar más de 15 minutos antes de llegar a nuestros respectivos lugares. Finalmente empezó la intervención de Margarita:

"Quiero iniciar con una obligada referencia a los atentados que tuvieron lugar en París. El mismo viernes nos despertamos con la noticia de un atentado en Beirut. Para la tarde, veíamos asombrados las noticias de lo sucedido en París: más de 132 muertos y más de 300 heridos.

"Hace apenas unas semanas fui invitada a un coloquio sobre el discurso del odio. Se trata de expresiones que asocian con valores negativos a grandes grupos de personas por su raza, religión, nacionalidad, postura política o cualquier otro aspecto de su identidad. ¿Por qué es efectivo el odio? Porque no exige razonamiento intelectual. Porque no exige ni reflexiones éticas, ni evidencia.

"Es un atajo que irresponsablemente identifica todo de manera simple; culpa de los males a unos y ofrece una solución: deshacerse de esos culpables".

Margarita decía todo lo anterior con una naturalidad inusual en una política. Su voz era fresca y pausada. Vestida con un traje sastre de tweed azul marino y con un rebozo morado, su lenguaje corporal resultaba relajado. Se sentía tranquila. Se hubiera dicho que todos sus conceptos habían sido reflexionados durante largo tiempo. Inspiraba confianza. Y, lo más agradecible, se mostraba cercana a la gente. "A ella sí le contaría mis cuitas", pensaba yo mientras la escuchaba expresarse con tanta empatía hacia más de 1000 personas que la oían con un silencio referencial: "Es claro que ISIS maneja...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR