Guanajuato: La vida no vale nada

AutorCésar Martínez

Por años, Guanajuato prosperó sobre dos pilares, la paz social y el desarrollo económico, pero conforme la violencia ensangrentó sus calles, el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) también se tiñó de rojo.

Por primera vez en 10 años, el crecimiento del PIB estatal decreció en 2019, -0.22 por ciento, según estimaciones realizadas por el departamento de análisis de REFORMA, con base en los datos más recientes del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal que publica el Inegi.

Desde 2010, el PIB de Guanajuato creció 7.37 por ciento, este indicador ha venido a la baja, acentuándose la desaceleración desde 2018.

A la par, los homicidios dolosos en el estado pasaron de 842 en todo 2015, a mil 96 en 2017 y 2 mil 775 en 2019, de acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Cuna de festivales tan famosos como el Cervantino, que cada octubre concentra lo mejor de las artes escénicas de México y el continente, Guanajuato se ha convertido en el estado más violento del País.

Mientras que su corredor industrial -que pasa por Irapuato, Salamanca, Villagrán, Cortazar, Juventino Rosas, Apaseo el Alto y Apaseo el Grande- es el escenario de la lucha entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Jalisco Nueva Generación por el control del robo de hidrocarburos y la venta de drogas.

"A diferencia de otros sitios en el País, donde uno puede decir que tienen una economía estancada o con pocas alternativas, Guanajuato tiene varios rasgos que llaman la atención, tiene zonas industriales muy importantes, una actividad económica activa, incluso muchísimas universidades", reflexiona la antropóloga Elena Azaola, quien ha dedicado gran parte de sus investigaciones al estudio de los efectos de la violencia en la juventud.

"A lo mejor se confió demasiado en todas esas características, y no se atendieron a tiempo los signos de alarma importantes, no vieron lo que estaba sucediendo en la base de la sociedad".

Desde 2014 algunos de esos datos de alarma ya eran evidenciados en la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred), que publicó ese año el Inegi.

Por ejemplo, en la ciudad de León, 1 de cada 5 jóvenes de entre 12 y 29 años de edad ya había portado un arma, cometido actos vandálicos o pertenecido a una pandilla, la proporción más alta del País.

Además, el 15 por ciento de esa población ya había consumido drogas, mientras que el promedio nacional...

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